Celulares, tabletas, videojuegos, redes sociales, sobreexposición de la privacidad, trata de personas, hipersexualización, secuestros, desapariciones, indiferencia, desinterés en lo importante, ansiedad, depresión, debilidad ante la frustración e aislamiento son algunos de los problemas que enfrentan los hijos hoy en día. Los padres debemos aprender a enfrentarlos y enseñar a nuestros hijos cómo superarlos. Ser padres en la actualidad implica una complejidad de obligaciones, alegrías, tristezas y preocupaciones. La paternidad no es simplemente un asunto biológico; es una vida de amor incondicional y responsabilidad inmensa.
Ser padres significa proporcionar no solo sustento físico, sino también apoyo emocional y moral. Las alegrías de ser padre residen en los pequeños momentos: las risas compartidas, los logros celebrados y las lecciones de vida transmitidas. Sin embargo, la felicidad de ver crecer a nuestros hijos a menudo se entrelaza con la tristeza y preocupación por los desafíos que enfrentan.
En la era digital, los padres del siglo XXI enfrentan retos únicos. La omnipresencia de las pantallas y el internet ha reconfigurado la dinámica familiar y la forma en que los hijos interactúan con el mundo. Convivir con la tecnología requiere un equilibrio delicado entre permitir la exploración y establecer límites saludables. Los padres deben enseñar a los hijos cómo prevenir ser víctimas de múltiples riesgos como la trata de personas, los secuestros, las extorsiones, la exposición de la intimidad, el ciberacoso, la exposición a la pornografía, las drogas y los abusos sexuales, entre otros.
La función del padre hoy va más allá del proveedor tradicional. En esta década, ser padre implica ser guía, mentor y amigo. Las cualidades de un buen padre incluyen la empatía, la paciencia y la capacidad de escuchar activamente. Comprender a los hijos requiere tiempo, observación y una disposición constante para aprender de ellos. Además, los padres deben estar preparados para sobrellevar el sufrimiento emocional de sus hijos, ofreciendo un apoyo sólido y un hombro en el que puedan confiar.
El sufrimiento emocional de los hijos puede ser devastador para los padres. La clave está en la comunicación abierta y el acompañamiento sincero. Reconocer sus emociones, validar sus sentimientos y buscar soluciones juntos fortalece el vínculo familiar y ayuda a superar los momentos difíciles.
La paternidad en el siglo XXI también significa ser un modelo de resiliencia y adaptación. No importa cuántos errores hayamos cometido, siempre podemos transformar nuestras acciones y nuestras relaciones para construir un futuro más comprensivo y amoroso. En cada día y en cada acto reside la posibilidad de crecer juntos, para ser mejores padres e hijos. Ser padre es un gran compromiso, es preocuparse por alguien más en todo momento, es luchar para que ellos puedan ser mejores que nosotros, es amar sabiendo que la única retribución es la felicidad de los hijos.
Ser padres es dar amor, amor y más amor.
#ParaSerMejores
Dr. Jeremías Zúñiga Mezano
