Edgard González Suárez
A finales de este mes de mayo pasado, con bombo y platillo, y a través de una muy extensa financiación en medios y redes sociales, la señora Anabel Hernández, convocó a la presentación de su libro “La historia secreta: AMLO y el Cártel de Sinaloa”, la señora Anabel Hernández expone ahí un presunto financiamiento ilícito a las campañas presidenciales de López Obrador en 2006, 2012 y 2018 por parte de los sinaloenses. Financiada por la derecha conservadora, con más de tres millones de pesos, para servir de ariete y referencia de la campaña “narco-presidente” y “narco-candidata”, la señora, antes periodista de investigación, se dejó comprar y se colocó, como parte de la estrategia de la derecha para vencer a Morena y a su candidata a la Presidencia de la República.
Incluso en el debate presidencial, la propia Xóchitl Gálvez mostró una pancarta con la imagen del libro y recomendó leer el capítulo titulado “la heredera” donde señala que ella -Claudia Sheinbaum- y Omar García Harfuch habían recibido millones de pesos para la campaña presidencial.
A la presentación del libro de Anabel Hernández asistieron 7 personas y la acusación destemplada de Xóchitl Gálvez pasó sin mayor atención, ni de su adversaria, ni de la ciudadanía, y no tuvo ningún efecto para el conjunto de la población. La estrategia era clara, mentir y calumniar hasta derribar al “dictador”, estrategia, qué, por cierto, se fundó, en toda clase de prejuicios y creencias de un círculo social muy cerrado, cerrado en ideas, en propuestas, en valoraciones y en comprensión de la realidad social.
A principios del mes de mayo, en esta misma emisión, te comenté que la desesperación había acabado de ahorcar a la oposición y que habían decidido ir al fondo de la batalla por la narrativa, creando figuras discursivas que descalificaran al proyecto morenista. Sin embargo, y a pesar de que le invirtieron más 20 millones de dólares en dicha campaña -en esta última etapa-, la fortaleza moral de Morena parece no haber sufrido daño alguno. El presidente de la república cerrará su gestión como el presidente mejor evaluado por su pueblo con 70 % de apoyo popular.
Ahora, a la luz de los resultados obtenidos después de la elección, lo que te dije en aquel MACROSCOPIO del 6 de mayo parece no solo sostenerse sino incrementarse.
Claudia Sheinbaum fue votada favorablemente por todas las clases sociales, todas: los grupos vulnerables, las clases populares, los jóvenes, universitarios y no escolarizados, las clases medias, las clases mejor acomodadas y las clases empresariales. Ganó en todos los estados de la república, y tendrá una mayoría calificada en las cámaras de diputados y senadores.
El núcleo duro de Morena jamás fue debilitado, al contrario, la estrategia de la derecha facha se equivocó al no tomar en cuenta el efecto López Obrador en el estado de animo de la población, es decir, de sus clases sociales. Y por supuesto, se equivocó al pensar que México es un país fachista.
El estado de bienestar de la población fue sintomático, sólo alterado por lo radicales de la derecha conservadora que tipificaron al movimiento obradorista como conjunto de personas holgazanas, mediocres, estúpidas, y “come tortillas”.
La derecha se equivocó de país, porque no lo conoce, no sale de Houston, Nueva York, Madrid, Londres o Paris, no se atreven a salir de Planco, Pedro Garza, de Zapopan o punta Tiburón. El país es mucho más que esos enclaves de la derechiza. Crearon redes sociales -con sus amigos y vecinos- se dijeron que iban a ganar, se la creyeron y perdieron estrepitosamente.
La derecha no vio ni las placas del Torton que les acaba de pasar encima, se equivocó de estrategia, enfrentó directa y personalmente al presidente López obrador, sin considerar sus niveles de aprobación y sus políticas públicas, la derecha se ensañó con él y su familia; se equivocó al intentar vincularlo con el narcotráfico y asumir que la estrategia del primer mandatario era la responsable de la falta de control del narco en México; se equivocó al querer construir la imagen del gobierno como corrupto, incluso al querer igualarlo a los niveles de Fox, Calderón y Peña Nieto, finalmente, la derecha se equivocó al no tener un programa de gobierno alternativo, y al sumar a su imagen pública a los representantes más detestables de los partidos que sostienen esa coalición.
El nuevo gobierno tiene una gran responsabilidad con el pueblo que voto por MORENA.
Creo que la derecha sino aprende, de esta nueva correlación política, seguirá despistada y sin capacidad de negociación ni de propuestas para el país.
