Edgard González Suárez
Joseph Goebbels fue el ministro de propaganda de Hitler, allá a finales de los años 30´s y principios de los 4o´s del siglo pasado. Él en su estrategia de guerra considero central “repetir una mentira mil veces hasta que sea asumida como verdad”. Por otro lado, siempre se asume que en la guerra lo primero que muere es la verdad. Por su parte el general Carl Von Clausewistz aseguró, a principios del siglo XIX, en una de sus sentencias más estudiada e interpretada que “la guerra es la continuación de la política por otros medios” y Michael Foucault, analista del poder, en los años 70´s del siglo XX, propuso invertir la frase y considerar “a la política como la continuación de la guerra por otros medios”.
Esto no es un mero juego de palabras, para el General prusiano la Guerra era una consecuencia de las desavenencias y contradicciones de la política, es decir, parece asumir la primacía de la política por sobre la Guerra. Y para el académico francés, después de las dos guerras mundiales del siglo XX, parece inducir, que en el mundo contemporáneo es la guerra quien lleva la primicia y la política la que asume los resultados de la guerra y los enfrentamientos militares.
En todo caso, sea lo uno o lo otro, estamos en un permanente estado de tensión y contradicción, ya sea dentro de los conflictos políticos cotidianos, o ya sea, en medio de las planificaciones y acciones de guerra que se viven en el mundo.
Así visto, toda batalla política es preámbulo de una Guerra, es la política la encargada de dotar de elementos racionales a los conflictos sociales: ya sean de raza, ideológicos, económico-territoriales- etc. Y toda guerra tendrá como resultado al final un acuerdo político.
Por lo cual, podríamos decir, que, ya sea en estado de guerra o de conflicto político, las fuerzas en pugna estarán tentados siempre a distorsionar la “verdad” con el fin de asegurarse una narrativa acorde a sus intereses, y como pretendiera Goebbels, modelar la opinión pública para influir en el ánimo, adhesión y apoyo para cada bando.
Con esta posición estaríamos poniendo entre comillas el concepto de verdad, y llevarla a un relativismo extremo. En donde la “verdad” no existe, sino solo versiones ad hoc acerca de los sucesos y conflictos humanos.
Bien, pues así hemos llegado a lo que los analistas sociales consideran los “tiempos de la “post-verdad”, esta noción ha recorrido fuertemente el mundo político y académico, sobre cargada, sobre todo, por el desarrollo de las redes sociales y de la aparición y legitimación de distintas atalayas con capacidad de influir en la opinión pública, y que de manera irrestricta mandan al mundo toda clase de mensajes, historias, bulos, falsedades, que, como dijimos anteriormente, solo intentan defender intereses específicos: nacionalismos, racismos, homofobias, clasismos, globalismos, etc. etc..
La posverdad entonces es un campo abierto, libre, y sin restricciones, qué alimentado por las redes sociales, suele ser una herramienta que permite configurar y manipular a una opinión pública, que no alcanza a discernir ni escrutar, con suficiente tiempo el permanente e indefinido bombardeo de mensajes dolosos y falsos que, de alguna u otra manera, se fijan en la mente de algunos públicos. Cuando se quiere revertir, aclarar, o desmentir alguna idea, ésta ya hizo daño.
Los propósitos de la post-verdad como herramienta de combate político son deslegitimar, estigmatizar, distorsionar, acusar, pero sobre todo falsear el mundo y la realidad percibida por los sujetos.
¡Se quieren robar tus ahorros!
¡La amnistía esta hecha para liberar a los narcos encarcelados!
¡Claudia, tu familia tiene millones de dólares en paraísos fiscales!
¡Al presidente lo sostienen los chapitos!
¡López obrador es responsable de la quiebra del país!
¡El gobierno es el protector del crimen organizado!
López Obrador le hacho un daño irreparable a México!
La derecha se ha tomado a pie juntillas la estrategia del bulo para manipular la opinión pública. Por lo menos dos de sus promotores y activista así lo han declarado expresamente: Carlos Alazraky sostuvo que: “esta campaña se gana con propaganda y mientras más mentiras des contra Morena mejor te va”. De igual manera, y fiel a su espíritu propagandístico y considerado el publicista de Roberto Madrazo, afirmaba “Y mientras le desvías la atención a morena ya estás con otro tema, y morena te va a contestar, pero tu ya estas con otro tema, y haces propaganda, es muy fácil”.
Así mismo, el periodista favorito de García Luna, Rymundo Rivapalacio comentó recientemente, respecto a la renuncia de Uresti “la verdad ya es irrelevante…nadie quitará del imaginario colectivo que se trató de un acto de censura”. Ya sin el menor empacho, y en lo que parece ser la estrategia de la desesperación, el director de “eje central” confirmó: “lo que importa es la narrativa que se instaló, es que en algún sector de la opinión pública ya quedó sembrada la idea, esa es precisamente la estrategia”.
Ni que decir, el público debe saber que la conversación pública esta cargada de una estrategia deslegitimadora a través de bulos y mentiras y que solo tienen tintes electorales.