Gladys de L. Pérez Maldonado.
De acuerdo a la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), la migración puede definirse de diferentes formas. La definición más aceptada en la actualidad indica que la migración es el cambio de residencia que implica el traspaso de algún límite geográfico o administrativo debidamente definido.
Si el límite que se cruza es de carácter internacional -frontera entre países-, la migración pasa a denominarse ‘migración internacional’. Si el límite que se atraviesa corresponde a algún tipo de demarcación debidamente reconocida dentro de un país -entre divisiones administrativas, entre área urbana y rural- la migración pasa a denominarse ‘migración interna’.( www.cepal.org)
Ahora bien, las personas somos historicidad y para conocer del tema migratorio en nuestro país debemos entender su evolución histórica.
Francisco Javier Ayvar Campos y Enrique Armas Arévalo, ambos profesores investigadores de la Universidad Michoacana de San Nicolás Hidalgo, del Instituto de Investigaciones Económicas y Empresariales, en el ensayo “El flujo migratorio en México: Un análisis histórico a partir de indicadores socioeconómicos”, publicado en la Revista CIMEXUS Vol. IX, No.2, 2014, señalan que la evolución del fenómeno migratorio entre México y Estados Unidos se resume en cinco períodos como son: “La era del enganche que se realiza desde sus inicios hasta 1929 con el auge de los ferrocarriles en Estados Unidos y la necesidad de mano de obra mexicana. La era de las deportaciones de 1929 a 1941, este período se caracteriza por la presencia de la crisis de 1929 en el sistema capitalista, lo que llevó consigo la deportación masiva de mexicanos. La migración en la Segunda Guerra Mundial, con la participación de los norteamericanos en este conflicto bélico dejaron desabastecido de mano de obra a su economía, lo que los llevó a recurrir nuevamente de mano de obra extranjera, lo que en México vendría a ser representado por el ‘programa bracero’.
La inmigración indocumentada da inicio una vez concluido el programa bracero en 1965, en la cual los inmigrantes siguen cubriendo la demanda laboral, mientras que los empleadores explotan a los mexicanos pagando su trabajo a muy bajo costo y sin derechos sociales, aprobando el ingreso de mano de obra solamente por la vía de una visa de trabajo. Este período termina en 1986 cuando se llega a una reducción drástica del número de mexicanos admisibles.
El último período es el llamado ‘la gran escisión’ que comienza en 1986 con la aprobación de la Ley de Reforma y Control de la Inmigración, endureciendo las leyes en contra de los mexicanos, además del reforzamiento de la vigilancia en los principales lugares de cruce de los mexicanos, llevándolos a trayectos más peligrosos. Es en esta misma etapa cuando se desarrolla la amnistía, donde miles de mexicanos logran cambiar sus estatus legal de indocumentado a naturalizado estadounidense y gozar de los beneficios que otorgaba ese país.”.
Lo cierto es que el tema de la migración en México ha asumido un rol protagónico como país de tránsito y de destino a través del crecimiento del flujo migratorio procedente primordialmente de Centroamérica. Usualmente estos flujos han sido de hombres jóvenes, sin embargo en los últimos años otros grupos sociales han destacado entre ellos, como son las familias y los niños, las niñas y los adolescentes (NNA) sin acompañamiento, como consecuencia de la precaria situación económica y de seguridad pública en su país, entre otras.
Pablo Pérez Akaki y Aide Mendoza Flores, en “La migración infantil sin acompañamiento en territorio mexicano: los riesgos, las respuestas oficiales y la Responsabilidad Social frente al fenómeno”, publicado por la Universidad Anahuac México https://doi.org/10.366677/hmigracion mencionan que la migración de Centroamericanos no es nueva, pero si lo es en magnitud y en características, destacando en la última década el caso de los niños, las niñas y los adolescentes migrantes sin acompañamiento que transitan por el territorio nacional en su deseo de llegar a Estados Unidos y abundan en señalar que los factores de riesgo para menores de edad que viajan solos, en condición migratoria irregular son muy altos, ya sea que vayan en tránsito hacia los Estados Unidos, esperando el reconocimiento de la condición de refugiado en México o NNA mexicanos deportados de los Estados Unidos.
Las amenazas inminentes que enfrentan los NNA que viajan sin acompañamiento o fueron que separados de ambos padres y que no están bajo el cuidado de un adulto que por ley o costumbre es responsable de hacerlo, son aquellas que atentan contra la integridad física, que afectan la salud mental, las relacionadas con la aceptación de la comunidad, aquellas específicas por razón de género y las nuevas amenazas que han surgido por la pandemia del Covid-19.
Estos NNA pueden llegar a ser sujetos de trata por parte del traficante o coyote que otorga el servicio contratado voluntariamente para transportarlos hasta su destino, pudiendo ser sujetos de secuestro o en otra circunstancia quedar a manos del crimen organizado, quienes aprovechándose de su situación de vulnerabilidad les reclutan a las redes del sicariato, a la prostitución -infantil- forzada, al tráfico de drogas, son explotados, extorsionados, secuestrados, torturados, violados y asesinados.
No se puede dejar de mencionar que estos niños, niñas y adolescentes que viajan solos, lo hacen por senderos clandestinos para evadir a la autoridad migratoria y evitar ser deportados a su país de origen.
A lo largo de la ruta migratoria que proviene del sur de nuestro país y en los Estados fronterizos existen estaciones migratorias y diversos albergues tanto gubernamentales como de organizaciones de la sociedad civil que proveen alimentación, alojamiento, salud y educación a este sector de atención prioritaria, no obstante, llegan a ser verdaderos centros de detención, pues no les permiten salir y entrar libremente hasta que su situación migratoria se legalice, aunado a que no pueden permanecer “detenidos” más de 24 horas, lapso que normalmente excede en demasía, lo que vulnera tajantemente los derechos de los NNA, pues no se respeta el Interés Superior del Niño, ya que legalmente no pueden ser restringidos de su libertad personal al contravenir la múltiple legislación nacional e internacional de protección a los Derechos de los Niños, las Niñas y Adolescentes que en otra emisión analizaremos a detalle.
La cifra exacta de menores que viajan solos no se sabe, debido a que ellos mismos se esconden y evaden la ayuda humanitaria que probablemente pudieran obtener, para no ser detenidos y deportados a sus países y quizás de esa manera lograr reunirse con sus familiares en los Estados Unidos u obtener el asilo mexicano.
Alguien como tú alza la voz desde esta trinchera para que los países involucrados en este fenómeno migratorio dejen el discurso a un lado y aterricen en los hechos con políticas públicas que protejan en sus derechos humanos de manera real a estas personas indefensas y discriminadas por su origen, su edad y condición migratoria…