Quería hablar del debate del día de ayer, que sin ninguna duda fue ganado por Claudia Sheinbaum, a quien se le vio aplomada, centrada, vertical, siguiendo el guion de sus asesores y su intuición en este primer debate. Y deja ver una candidata firme, segura, contundente y con mucha claridad sobre lo que ella hará una vez que asuma la presidencia de este país.
Pero, dada esta valoración, prefiero comentar enlazando dos sucesos, por un lado, el debate que deja en la orfandad de conceptos, de propuestas, de proyectos para el futuro, a la derecha mexicana y a su candidata y, en ridículo de esta misma derecha, frente a la agresión del gobierno ecuatoriano a la embajada de México en aquel país.
Frente a la evidente y clara violación al derecho internacional por parte del gobierno de Daniel Novoa, presidente del Ecuador, en una acción, por demás inconcebible, el pasado viernes 5 de abril, y a contra pelo de toda la comunidad internacional, particularmente los gobiernos latinoamericanos. Las derechas mexicanas se han exhibido no solo como antimexicanas, antipatriotas, sino abiertamente entreguistas, y en toda su figura como patéticas y nauseabundas.
Mientras, Brasil, Colombia, Bolivia, Argentina, Chile, Panamá y Nicaragua se manifestaron y reaccionaron, casi de manera inmediata, en contra de la violación al derecho internacional, las derechas mexicanas se plegaron a la línea discursiva que sostiene el Gobierno ecuatoriano de que fueron declaraciones imprudentes del mandatario mexicano Andrés López obrador y su intención de otorgarle asilo al exvicepresidente ecuatoriano Jorge Glas, los que obligaron al gobierno de ecuador a asaltar la embajada mexicana en Quito. Es decir, las derechas mexicanas, que hoy llevan como candidata a la presidencia de la república a Xóchitl Gálvez, se pronunciaron a través de la red social X, a favor del asalto, justificándolo, celebrándolo, e intentando transmitir su apoyo al presidente ecuatoriano y para no variar su repudio al gobierno de López Obrador.
Es bien conocido el injerencismo de las derechas, el entreguismo a intereses extranjeros, con quienes, por cierto, comparten negocios. Cuando no pueden, cuando ven fracasado su proyecto, cuando no hay manera de revertir las distancias electorales de su candidata, cuando son un verdadero ridículo de campaña, han salido destapados al extranjero a pedir ayuda de los EEUU, de la DEA, de Trump, han buscado el apoyo de España, Del Rey español, de ese bodrio de partido llamado VOX, del impresentable de Luis Almagro de la OEA, del New York Times, de la Deutsche Welle, y ahora, se colocan al lado de la defensa del presidente ecuatoriano en su asalto a la embajada mexicana.
Personajes tan estrambóticos como Lily Téllez, tan profundamente neoliberales Pablo Hiriart Chileno/mexicano, tan sosos como Marko Cortez, tan vomitivos como Macario Schettino, Mariana Gómez del Campo, Pedro Ferriz Híjar, que se le nota y se le sabe perdido de la brújula político-social, Paco Calderón empleado del Reforma. Todos y aún más, coinciden en que la “culpa” del ataque a la embajada mexicana es responsabilidad de López Obrador por encubrir criminales, narcos, delincuentes, todos epítetos utilizados por la derecha mexicana para caracterizar a Jorge Glas.
Los diferendos políticos independientemente de sus color e intensidad, requiere, en principio, de una vía dialogada, en segundo, respeto al marco jurídico y tercero, todas las artes de la negociación política.
De manera tardía, apenas el sábado por la noche, Canadá y los EEUU, se pronunciaron en contra de la violación del derecho internacional y, sobre todo, la convención de Viena, y se pronunciaron por un dialogo inmediato entre México y Ecuador.
En otras palabras, la derecha mexicana perdida, arrinconada, deslegitimada por las clases populares, sin apoyo político electoral, sin proyecto, sin propuestas, sin creatividad, hueca, sin experiencia en la oposición, ha quedado desnuda, exhibida, en el foco de la voz y vista pública, y aliada a los violadores del derecho internacional, y ha salido bastante vapuleada, de un conato o diferendo diplomático, que quisieron aprovechar electoralmente y que ahora tendrán que pagar las consecuencias. La derecha en México está aislada y en una condición extraordinariamente patética.
