En contradicción con compromisos del presidente Joe Biden, las autoridades migratorias estadunidenses violan derechos humanos al someter a miles de migrantes a una privación de la libertad en algo semejante a una “caja negra” que “causa daños extremos psicológicos y emocionales”, señala un informe de la Universidad de Harvard.
Este castigo, llamado “segregación”, fue aplicado por largos periodos de tiempo y hasta por faltas menores como darse besos o cortarse el cabello. El “mayor sistema de detención de inmigrantes del mundo”, que hoy retiene a alrededor de 35 mil personas, está señalado de practicar abusos equivalentes a tortura a pesar de que el presidente Joe Biden en su campaña electoral prometió eliminarlos:
“La tendencia bajo esta administración refleja un incremento en frecuencia y duración”, de acuerdo con el reporte presentado por tres instituciones de la Universidad de Harvard.
Los tratos inhumanos y degradantes, en términos del derecho internacional humanitario, se practican especialmente a través del uso generalizado del confinamiento solitario, que entre 2018 y 2023 fue aplicado más de 14 mil veces, incluidas más de 3 mil el año pasado.
El estudio Pesadilla sin fin: tortura y trato inhumano en régimen de aislamiento en centros de detención de inmigrantes de Estados Unidos, elaborado por Médicos por los Derechos Humanos, el Programa Clínico de Inmigración y Refugiados de la Escuela de Derecho de Harvard y la Escuela Médica de Harvard, muestra que en el segundo semestre de 2022 fueron confinados en solitario mil 540 personas, mientras que en el mismo periodo de 2023 los registros saltaron a 2 mil 71 migrantes, lo cual representa un aumento de 34 por ciento.
Encerradas por el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) y sus operadores en pequeñas celdas, en algunas de las cuales se impone además la privación del sueño al mantener las luces encendidas todo el tiempo, las víctimas pasan en la llamada “segregación” en promedio un mes, “y algunos inmigrantes llegan a estar dos años”.
Fuente: Milenio
