Jesús Utrilla | NV Noticias
Veracruz. – El caso del menor Adán Javier, baleado por vigilantes de la empresa SPGB Seguridad Privada Benignos S.A de C.V, ha generado una profunda indignación y demandas de justicia por parte de su padre, Adán Pérez Castillo. A pesar de que cinco personas fueron detenidas en relación con el incidente, la liberación de al menos tres de ellas ha causado consternación en la familia.
La tragedia se ha visto agravada por la situación médica del menor, quien permanece en estado de muerte cerebral desde que recibió el balazo en la cabeza. La imposibilidad de desconectarlo se debe a preocupaciones legales sobre la posible responsabilidad de la parte contraria en el caso. Esta incertidumbre ha impedido incluso la donación de los órganos del menor, a pesar de los esfuerzos del personal médico.
Adán Pérez Castillo describe a su hijo como un joven ejemplar, sin vicios y apreciado por todos. Su vida fue truncada de manera violenta mientras realizaba una tarea cotidiana, comprar mandado para la comida. La brutalidad del incidente y la falta de preparación de los vigilantes han dejado a la familia en estado de shock y lucha por encontrar respuestas.
Las circunstancias exactas del tiroteo siguen siendo motivo de debate, con versiones contradictorias sobre si el menor estaba robando o no. Sin embargo, lo que está claro es que los disparos fueron efectuados por los vigilantes, hiriendo gravemente al joven y desencadenando una confrontación entre la comunidad y los responsables.
La liberación de algunos de los detenidos ha generado aún más indignación y cuestionamientos sobre la imparcialidad del sistema judicial. El padre del menor exige respuestas y justicia para su hijo, mientras enfrenta el dolor de verlo en estado vegetativo, atrapado en un limbo legal que impide tomar decisiones humanitarias.
