Por Moisés Hernández Yoldi
Este miércoles fuimos testigos de un nuevo capítulo en la historia de las concertacesiones en la política mexicana.
El PRI “sacrificó” a su candidata y declaró su respaldo de manera anticipada en favor de Xóchitl Gálvez. El proceso acordado por el frente opositor contemplaba una votación el domingo 3 de septiembre con la cual definirían a la virtual candidata para contender en la elección presidencial del próximo año.
El proceso fue alterado para dar paso a una concertacesión entre las cúpulas que implicó bajar de manera abrupta y anticipada a Beatriz Paredes, y así evitar un desaguisado en el resultado de la votación del domingo.
La amenaza de una inesperada victoria de Paredes obligó al comité organizador a abortar el proceso y forzar la declinación de la priísta en favor de Gálvez.
Aunque el resultado de la encuesta dado a conocer este miércoles daba un amplio margen a favor de Gálvez, el frente opositor temía una intervención externa que alterara el resultado final, la otra amenaza sugería una traición del PRI; ante este escenario, no quedó otra opción que cortar de tajo y dinamitar el proceso para asegurar el resultado.
El PRI volvió a mostrar su estirpe política y ganó perdiendo, entregó la cabeza de su candidata a cambio de posiciones políticas privilegiadas.
¿Qué comprometió el PAN a cambio de la declinación de Paredes?
Eso lo sabremos pronto. Finalmente Paredes cierra su ciclo político-electoral en la contienda interna actuando con disciplina e institucionalidad, sometiéndose -como dirían en el viejo PRI- a los “intereses superiores del partido”.
