En los últimos años la frontera sur de México se ha colocado como el punto de entrada de más de 150 mil migrantes provenientes de Centroamérica, con el objetivo de cumplir el sueño americano, siendo las mujeres y los menores no acompañados los grupos con mayor representación y que cada vez más se incrementa.
Pero la problemática no solo radica en el flujo migratorio que recibe el estado de Chiapas de manera diaria, sino además se ha convertido en el centro neurálgico de las redes de traficantes y de tratantes, así como de abuso a migrantes y de violencia relacionada con el crimen organizado, a esto se le añade el abuso que reciben los migrantes en los trabajos agrícolas.
En este sentido, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, UNICEF por sus siglas, en alianza con el gobierno mexicano y otras organizaciones civiles, preocupados han brindado atención a por lo menos 4 mil niños migrantes a través de un conjunto de proyectos integrales, cuyo objetivo es garantizar su seguridad en su paso por el país.
Isabel Velasco Luna jefa de Oficina de UNICEF en Chiapas, señaló que actualmente trabajan principalmente con la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) en proyectos que van desde aseo personal hasta atención a la salud, priorizando a las niñas, niños y adolescentes acompañados y no acompañados.
“Nuestra población calculándole llegaríamos a unos 4 mil niños aproximadamente con todos los proyectos que hacemos, los diferentes proyectos de agua, en COMAR damos kits de higiene, estamos promoviendo el lavado de manos para con esto y el uso del agua limpia para prevenir enfermedades precisamente”, detalló.
Ante este panorama, los migrantes que vienen con sus hijos saben que el riesgo de sufrir un accidente o ser víctimas de la violencia en su intento por llegar a los Estados Unidos es mayor, aunque reconocen que han recibido apoyo de algunas instancias para hacer este viaje menos pesado.
La representante de UNICEF puntualizó que tanto el gobierno como otras instituciones que atienden a los migrantes, están enfocadas a no separar a los menores de sus padres, ya que procuran no generar más episodios negativos, pues al migrar dejan atrás a su familia, su historia y su entorno, pero comprometen a los papás a no exponer a riesgos mayores a las niñas y niños durante su trayecto.
Fuente: Milenio