Ricardo Homs
La controversia pública sobre la legitimidad de la aplicación del “Plan B” para mutilar al INE nos debe llevar a entender los riesgos que esto puede tener.
Necesitamos un INE fuerte, sólido y con autoridad para poder defender los resultados de la elección presidencial, así como la de los otros cargos que saldrán a elección.
Un grave factor de riesgo es la cultura organizacional del partido en el poder: MORENA.
Los directivos y lideres de MORENA han mostrado que “no saben perder”, y ante una eventual derrota infringida por la oposición, pudieran negarse a entregar el poder utilizando múltiples subterfugios, llegando incluso a exigir la anulación de la elección argumentando fallas de un INE mutilado intencionalmente, para que carezca de fortaleza para vigilar el respeto a la legislación electoral.
El argumento del presupuesto, es ridículo, puesto que exigen ahorros al INE pero en contraste sí hay dinero para movilizaciones dedicadas a conmemorar las fechas significativas para este gobierno, o para llenar la plancha del zócalo dando pan y circo, -pagando honorarios a artistas muy caros-, así como otros gastos superfluos.
Que MORENA no sabe perder es sabido. Cuando pierde se victimiza, patalea y busca revertir la derrota por los medios a su alcance.
Sin embargo, el contexto de violencia que hoy campea por todo el mundo debiese hacernos un llamado a la responsabilidad ciudadana, pues dos acontecimientos nos dan la voz de alerta: el asalto al Capitolio en Estados Unidos por seguidores de Donald Trump y la insurrección y vandalismo de los seguidores del expresidente Bolsonaro, pretendiendo impedir la toma de posesión del presidente Lula.
Fue la fortaleza de las instituciones norteamericanas y de las brasileñas la que impidió que estos intentos de insurrección social se salieran de control.
Sin embargo… ¿Qué sucedería si ante la debilidad y vulnerabilidad de un INE mutilado y desacreditado desde el mismo gobierno en funciones, -y ya sin autoridad para imponer la ley-, el candidato perdedor hiciera un llamado a no reconocer la elección?
El contexto de hoy, caracterizado por la confrontación y la violencia social, agravado por una delincuencia organizada empoderada por la tibieza de nuestras instituciones gubernamentales encargadas de la seguridad pública, y además, una creciente pérdida del respeto hacia la autoridad legítima, puede detonar el despertar del “México bárbaro”.
¿Dónde quedó ese México que en el año 2000 dio un gran ejemplo de civilidad democrática al lograr una transición política ejemplar?, que puso fin a la era del presidencialismo hegemónico a través de la alternancia partidista que permitió a este gobierno llegar al poder en 2018.
Debemos reconocer que aún con sus defectos y errores Ernesto Zedillo como presidente y Diódoro Carrasco como secretario de gobernación reconocieron la derrota, dando fe de la transparencia de la elección organizada por un IFE incipiente, que presidía José Woldenberg.
Y qué decir del candidato perdedor, Francisco Labastida Ochoa, que con gran dignidad que enaltece asumió su derrota y reconoció el triunfo de su oponente Vicente Fox.
La calidad moral de los políticos se engrandece, -no ante la euforia de la victoria-, sino en su actitud frente a la derrota.
¿Será que los políticos de antes, -reconociendo sus defectos y errores-, tenían un poco más de calidad moral?
La victimización de hoy frente a las derrotas electorales representa la manipulación emocional del electorado y ésto, es un grave peligro para la paz social. Por ello necesitamos un INE fuerte, con autoridad moral y además, autoridad jurídica para vigilar el respeto a la ley electoral.
Por ello no es cosa menor el “Plan B”, que pretende aniquilar al INE para ponerlo bajo el control del Poder Ejecutivo, como era antes, cuando el organismo electoral presidido por el secretario de gobernación Manuel Bartlett argumentó que se cayó el sistema cuando las tendencias del momento daban ventaja al Ing. Cuauhtémoc Cárdenas, -para enterarnos de que mientras se “restablecía el sistema”-, las tendencias se invirtieron a favor del candidato del PRI, Carlos Salinas de Gortari.
¿A esos tiempos autoritarios nos quiere llevar hoy este gobierno, mutilando al INE?
Es la sociedad la que debe exigir respeto hacia el INE.
El INE como está hoy garantiza la democracia, pero un INE mutilado representa el regreso a los tiempos de la manipulación electoral desde el gobierno en funciones.
Ojalá la Suprema Corte de Justicia de la Nación atraiga este importante caso para el futuro de la democracia en México.
INEQUIDAD DIPLOMÁTICA
El presidente López Obrador, -representando a todos los mexicanos-, realizó un video informando que se va a suscribir la petición de que “cese la represión en Perú” y se libere al presidente Pedro Castillo.
¿Eso no es intervencionismo que contradice la doctrina Estada y su postulado de no intervenir en asuntos internos de otro país?
¿Esto no aplica también en contra del represor Daniel Ortega, dictador de Nicaragua y en contra de Nicolás Maduro de Venezuela?
El presidente socialista de Chile, -Gabriel Boric-, ha manifestado su rechazo a la tolerancia de los gobiernos de izquierda de Latinoamérica protegiendo los abusos de Daniel Ortega y Nicolás Maduro. Esto pone en evidencia que hay varios tipo “de izquierdas”; la verdadera profesada por gente con convicciones y responsabilidad social y la de los oportunistas que aprovechando las ideologías ocultan sus ambiciones personales para obtener poder.
La actitud de nuestro gobierno frente a la crisis política en Perú exhibe que hay dos pesos y dos medidas. Tolerancia para los dictadores y represores amigos y agresividad en contra de los opositores a los gobiernos amigos.
PARA OBTENER JUSTICIA
Hoy vemos que se está convirtiendo en una práctica habitual que los familiares de desaparecidos o de víctimas de violencia o abusos, -viendo que las autoridades no actúan-, realizan movilizaciones y bloquean vialidades de importancia estratégica para exigir atención a su caso. Sólo así se activan las investigaciones.
¿A usted qué le parece?
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