El Fondo Monetario Internacional (FMI) estima que tras un sólido primer semestre en 2022, se espera que la economía mexicana se desacelere a finales de 2022 y comienzos de 2023, en paralelo con Estados Unidos, en un contexto en el que los subsidios a los combustibles representan un desafío para las finanzas públicas.
El director interino del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, Nigel Chalk, explicó que el endurecimiento de la política monetaria en Estados Unidos es relativamente nuevo y los efectos toman su tiempo en sentirse; sin embargo, se esperan mayores vulnerabilidades, en la medida que se erosionan los amortiguadores y las empresas y los países tienen que aumentar su financiamiento y volver a acudir a los mercados financieros.
“Hasta ahora todo ha marchado bien, pero hay que tener mucho cuidado, de cara al futuro la situación puede cambiar. Lo que está descontado ahora en materia de los aumentos de tasas de interés es lo apropiado y podría controlar la inflación en Estados Unidos, pero no sabemos qué tan persistente sea la inflación en Estados Unidos y sabemos que si va a haber una inflación más alta, la Reserva Federal va a moverse más, el dólar va a apreciarse más y eso va a ser doloroso”, dijo en conferencia de prensa.
Para comentar las perspectivas de América Latina y el Caribe, Nigel Chalk añadió que los canales de repercusión de las política monetaria estadunidense abarcan toda la región y en los mercados financieros son bastante claros; destacó que en términos de comercio, las cadenas de suministro están más inclinadas hacia Canadá y México, y en la medida que la economía estadounidense se ralentice, los efectos en la demanda de productos van a ser mayores.
“Todo nuestro análisis muestra que México y Canadá son los mayores perdedores de ese proceso, pero el resto de la región también va a sufrir de esa desaceleración”, advirtió.
Fuente: Milenio