El Papa Francisco llamó hoy a su Iglesia a no caer en “la tentación de la polarización”, durante la conmemoración del sexagésimo aniversario de la apertura del histórico Concilio Vaticano II (1962-1965), cuya vigencia e importancia defendió.
“El Concilio nos recuerda que la Iglesia, a imagen de la Trinidad, es comunión. El diablo, en cambio, quiere sembrar la cizaña de la división. No cedamos a sus lisonjas, no cedamos a la tentación de la polarización”, emplazó el pontífice en la basílica de San Pedro.
Y exclamó: “Cuántas veces, después del Concilio, los cristianos se empeñaron por elegir una parte en la Iglesia, sin darse cuenta de que estaban desgarrando el corazón de su Madre. Cuántas veces se prefirió ser hinchas del propio grupo más que servidores de todos, progresistas y conservadores antes que hermanos y hermanas, de derecha o izquierda más que de Jesús”.
Francisco alabó la importancia del Concilio Vaticano II ante el clero romano, ataviado de blanco, los fieles, y en frente del cuerpo exhumado del papa Juan XXIII, que convocó aquel evento que cambió la Iglesia católica hasta la actualidad.
El papa argentino defendió una Iglesia “libre y liberadora” en la que su clero “no anteponga sus agendas al Evangelio” y no siga “el viento de la mundanidad” o “las modas del tiempo”.
“Estemos atentos: ni el progresismo que se adapta al mundo, ni el tradicionalismo que añora un mundo pasado son pruebas de amor, sino de infidelidad. Son egoísmos pelagianos, que anteponen los propios gustos y los propios planes al amor que agrada a Dios”, advirtió.
Fuente: Milenio
