Gladys de L. Pérez Maldonado.
Antiguamente, en México se celebraba a los abuelos el 26 de julio de cada año, por motivo católico, pues ese día es la fiesta de San Joaquín y Santa Ana, que fueron padres de la Virgen María y abuelos de Jesús.
A nivel internacional en 1982 se instituyó el mes de agosto como el mes de la vejez; y en nuestro país, en 1998 se determinó que el día 28 de ese mes sería conmemorado el Día de los Abuelos.
En el año 2020, con la intención de emplear un lenguaje incluyente, el Instituto Nacional de las Personas Adultas (INAPAM) propuso cambiar en nombre a “Día Nacional de las Personas Mayores”.
Esta celebración tiene como objetivo principal brindar a las y los adultos mayores un reconocimiento por su participación en la familia y potenciales que a lo largo de sus vidas han aportado al desarrollo cultural, social, económico y político de la sociedad en sus comunidades.
Las personas publican en redes sociales las mejores fotografías -o al menos eso intentan- de las y los abuelos, haciendo alarde de sus cualidades, lo cual no dudamos las tengan o la hayan tenido en vida. Los recién estrenados como tales, agradecen la dicha de tener en sus brazos a las y los recién nacidos.
Algunas otras, manifiestan su inconformidad por celebrarse este día con pura intención de mercadotecnia.
Lo cierto es, que los días Internacionales o Nacionales de conmemoración o celebración se instituyeron para incentivar y hacer un recuento y llamada de atención a los Gobiernos y a la misma sociedad de que falta por hacer o si se ha hecho algo…
Las y los adultos mayores pertenecen a un grupo altamente vulnerado en la sociedad. La violencia hacia las personas mayores es un problema que se ha visibilizado recientemente, esto, debido a que se mantuvo en el ámbito privado y en muchas ocasiones enmascarado porque los familiares cercanos son quienes la ejercen y se realiza en la intimidad del hogar, sin dejar de mencionar “las casas de descanso” en donde los familiares pagan para el buen cuidado de ellas y ellos, que resulta en ocasiones un verdadero calvario para las y los abuelitos.
Existía un gran desinterés sobre los actos u omisiones que se consideran maltrato, por lo que no se le daba -y quizás aún no se le da- la necesaria atención para detectarla y menos para atenderla.
Ahora, la gente cercana hace del conocimiento de las autoridades los sucesos de violencia en contra de estas personas indefensas y dependientes de sus violentadores, que por la edad avanzada, fragilidad, marcha lenta, agotamiento, pérdida de peso, disminución de la fuerza muscular, dependencia económica, miedo y quizás por padecer enfermedades que le impiden manifestarse, callan las vejaciones que sufren diariamente.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud “…el maltrato de las personas mayores es un acto único o repetido que causa daño o sufrimiento a una persona de edad avanzada, o la falta de medidas apropiadas para evitarlo, que se produce en una relación basada en la confianza…”
Este tipo de violencia constituye una violación de los Derechos Humanos de las y los adultos mayores, e incluye el maltrato físico, sexual, psicológico o emocional; la violencia por razones económicas o materiales; el abandono; la negligencia; y el menoscabo grave de la dignidad y la falta de respeto.
El maltrato a las personas de edad avanzada es un problema importante de salud pública. De acuerdo con una revisión de 52 estudios realizados en 28 países de diversas regiones, realizada en 2017 y que abarcó un año, una de cada seis personas de 60 años o más (el 15,7% de este grupo de edad) sufrieron alguna forma de maltrato. (fuente: www.who.int) .
De acuerdo con la OMS se dispone de pocos datos sobre el alcance del problema en las instituciones, como los son hospitales, residencias de ancianos y otros centros de atención crónica. Aun así, señala que, en una revisión de estudios recientes sobre este tipo de maltrato en las instituciones, el 64,2% del personal refirió haber cometido alguna forma de maltrato en el año en que se realizó el estudio.
Cada vez son más datos que indican que la prevalencia del maltrato en la vejez, tanto en la comunidad como en las instituciones, aumentó durante la pandemia de Covid-19.
Aunado a esto, se prevé que el maltrato a las personas de edad avanzada aumente, ya que la población está envejeciendo rápidamente en muchos países, -con motivo del control de natalidad- , un factor que hará que el número de casos se incremente con rapidez, incluso si la proporción de víctimas no varía: para 2050, la cifra habrá aumentado hasta 320 millones, ya que el número de personas de 60 años y más habrá crecido hasta 2000 millones.
Cabe mencionar, que el 15 de junio de 2015, la Organización de los Estados Americanos (OEA), aprobó la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores, la que es el primer instrumento jurídico específico, en materia de Derechos Humanos de personas adultas.
Hasta la fecha los países que ya firmaron la Convención son Argentina, Brasil, Costa Rica, Uruguay y República Dominicana. Se debe destacar, que México no ha firmado, ni ratificado este instrumento internacional de Derechos Humanos. Así las cosas…
No existe evidencia en el país, de la eficacia de diversas estrategias para prevenir y combatir el maltrato de las Personas Mayores. Lo cierto es, que tampoco existe conciencia en la población, del problema que enfrenta este grupo vulnerado, con celebraciones “románticas” del Día de las y los Abuelos no se transparenta la situación real, se provoca su ocultamiento.
La población joven y adulta es indiferente ante estos hechos, sin tomar en consideración que todos llegaremos a cierta edad y quizás seamos parte de la estadística del maltrato en la vejez…