Por José Luis Enríquez Ambell
Quienes saben y conocen de obras de infraestructura e ingeniería aseguran que la ejecución de los trabajos de no hacerse en períodos de secas, en época de lluvias resultan imposibles.
Nuestra entidad es un colector pluvial natural pues los escurrimientos de estados vecinos salen y corren a nuestra costa del golfo de México, además de la alta humedad y nivel freático que existe en la naturaleza orográfica de Veracruz.
Pasado el verano y en pleno mes patrio – en nuestro solar veracruzano – el cielo apertura una gran llave con cantidades extraordinarias de agua que provoca no sólo inundaciones y otros transtornos, muchas veces daños y afectaciones hasta humanas.
La receta de imponer las transferencias directas a los núcleos de poblaciones de interés, sin la necesidad de que el dinero se pueda perder al pasar por algunos intermediarios, no necesariamente debe llevar a la asignación de recursos en forma discrecional y sin reglas de operación claras o mecanismos fuera de la rendición de cuentas, pero no hacer las obras a tiempo resulta peor.
La diferencia con el Fondo de Desastres Naturales el dinero estaba realmente, – a través de Banobras,- y ahora solo es virtual, puede haber disponibilidad, pero no suficiencia.
Los tres niveles de gobierno tienen que enfrentar las contingencias, pero con partidas de las comprometidas para otras etiquetas o fines. Aún cuando en el presupuesto que se aprobó para el 2022 se planeó asignar cerca de los 10 mil millones de pesos para posibles desastres y que ahora son de libre designación, pero ojalá las lluvias no nos ahoguen.
“Las inundaciones de la época de lluvias se atienden en época de secas.”
¡ ES CUANTO !
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