Gladys de L. Pérez Maldonado
La sociedad del S.XXI se encuentra afectada por el fenómeno de la hipersexualización infantil.
La hipersexualidad es la tendencia a enfatizar el valor sexual de las personas por encima de cualquier otra cualidad definitoria. Esta se ha extendido con trágica rapidez a la infancia, acabando con ella.
Ahora las niñas y los niños pasan de usar pañales a quererse sentir atractivos para el sexo opuesto, este fenómeno lo vemos en infantes que cursan el jardín de niños y primaria, cuando ni lejanamente han llegado a la pubertad, afectando su desarrollo emocional cronológico, pues simplemente brincan una etapa de su vida, sin ni siquiera ser responsables de ello.
Las niñas y los niños son víctimas de violencia de género, sorprendentemente sus agresores son sus mismos padres, quienes, como señala la sicopedagoga Mónica Coronado, “posiblemente tienen deudas pendientes con su propia infancia y viven a través de los hijos revanchas de carencias que ellos tuvieron.”.
Las niñas y los niños están expuestos a experiencias que no son adecuadas a su nivel de madurez.
¿Quién no ha escuchado conversaciones entre padres de familia, en las cuales se jactan de que su hija o hija “ya tiene novio o novia” en el nivel preescolar o primaria? ¿O que la niña o niño siente atracción por alguna compañera o compañero de su escuela? ¿Acaso no han visto alguna vez a la mamá que lleva a su hija de escasos años, al salón de belleza para que le pinten las uñas de las manos y los pies?
En el 2007 la Asociación de Psicología Americana publicó un documento en el cual se denuncia la tendencia a sexualizar a las niñas y los niños en la sociedad actual. Tanto los productos como los medios destinados al público infantil emplean de un modo perverso el erotismo y el valor sexual como factores definitorios. Al hacerlo se transmite un peligroso mensaje a las niñas y a los niños, se les muestra que dicho erotismo puede traerles grandes beneficios sociales.
Lo trágico es que el mensaje cala poco a poco en la mente de ellos y se transforma en una fuerte creencia. Entonces, las niñas y los niños consideran que para tener éxito social deben ser sexualmente atractivos.
Los pequeños se ven presionados a medir su valor por cuánto les gustan a los demás o cuán populares son.
La psiquiatra Andrea Esther Pellegrini señala que el concepto de la hipersexualización infantil “fue creado para definir la representación del niño como una especie de adulto sexual en miniatura, por la presencia de patrones de comportamiento, expresiones, vestimentas o juegos que no corresponden a su etapa madurativa.”.
Al menor no se le permite vivir libremente su infancia, pensar, desear, sentir, se le convierte en un objeto de sus padres. Con este tipo de educación se despierta la lívido en las niñas y los niños, dejan los juegos infantiles a un lado y empiezan a vivir como adolescentes o adultos.
Seguramente, ustedes recuerdan aquellos momentos de su infancia en los que jugaban al futbol, a la cuerda, a las escondidas, a la escuelita, que la mayor responsabilidad que teníamos era hacer la tarea y obtener buenas calificaciones, sin pensar en nuestro aspecto físico, que si bien peinados, con la falda o pantalón de moda o el corte de cabello, etcétera, a eso se le llama vivir libremente y sin prejuicios, crecer sanamente e ir madurando conforme biológicamente el cuerpo lo hace.
La actividad fundamental del niño y la niña es jugar, no eduquemos mujeres y hombres adictos a la sexualidad, no eduquemos futuros acosadores sexuales, violadores, no eduquemos a futuras madres a prematura edad, una de cada cinco embarazos en México es de una madre adolescente y quizás a ese niño se le educa para ser un acosador sexual o violador en un futuro no lejano.
Hay tiempo para la sexualidad, dejemos que nuestros hijos sean niñas y niños, no queramos ser padres de unos adultos chiquitos.
Preservemos la niñez de nuestras hijas y nuestros hijos. Una infancia vivida en plenitud, se traduce en una madurez vivida con seguridad y libertad.
Desde este espacio instamos a las autoridades de nuestro país, para que tomen acción en este problema e implementen políticas públicas de aplicación real encaminadas a que el sector infantil de la población posea un adecuado desarrollo sexual y se evite cualquier difusión de programas o anuncios que motiven la sexualización infantil, preservando el interés superior de la niñez.
Di NO a la SEXUALIZACIÓN PREMATURA DE LAS NIÑAS Y LOS NIÑOS…
