Jesús Utrilla / NV Noticias
Eran cerca de las 7 de la tarde cuando María Guadalupe Gómez escuchó un estruendo.
Al ver caer escombro y polvo pensó que se trataba de un temblor.
Jamás imaginó que una vivienda había explotado en el fraccionamiento donde vive.
Se encontraba sola, se vistió y salió para tratar de salvar su vida, sin embargo, al exterior las cosas no eran más tranquilas.
De un momento a otro estaba inmersa en una nube de polvo que me impedía respirar. Decidió volver a entrar a su casa y ponerse a salvo.
“Se me vinieron a la cabeza varías ideas, tomé ropa para vestirme, salí y estaba una nube de polvo que me costaba trabajo respirar. Escuché que iban a dar auxilio porque si alguien estaba afectado. Yo no pude salir porque no dimensionaba que ocurría y trataba de salvar mi vida”.
Parte de la casa de atrás le cayó a su patio.
También se le rompieron cristales, su tinaco salió disparado por la onda expansiva, se rompió la tubería del agua, se cuartearon las paredes, entre otros.
Fue entonces cuando imaginó estar en medio de un sismo de alta magnitud y de inmediato se resguardó para evitar que algo le cayera encima
“Yo creo que más que reconstruir vamos a tener que derribar porque no hay estabilidad de los cimientos. No sé quién nos va a responder, soy yo la que está limpiando la casa”.
Ella al igual que el resto de los vecinos del Fraccionamiento el Hípico, de Boca del Río, espera una respuesta por parte de las autoridades para saber quién pagará los años que tuvo su vivienda.
