Mtro. Edgard González Suárez
Alejandro Moreno Cárdenas, mejor conocido como “Malito Moreno” vino a evidenciar de manera dramática varias dolencias de la oposición política a la 4T. Hace ya varias semanas, en esta misma columna, habíamos dicho que este país necesita, le urge, una oposición democrática, que tuviera las cuatro virtudes necesarias: inteligente, cohesionada, legitima y competitiva.
Pues Malito Moreno y la oposición, llevan ya, dos o tres semanas, queriendo presentarse electoralmente como un bloque capaz de competir electoralmente con MORENA, y lo han hecho, tratando de presentarse discursivamente en programas de radio, entrevistas en televisión, redes sociales y en algunos casos, en mítines partidarios allá donde habrá elecciones la próxima semana.
La próxima semana, exactamente el próximo domingo, tendremos elecciones en 6 estados de la república mexicana, Aguascalientes, Tamaulipas, Durango, Hidalgo, Oaxaca, y Quintana Roo, y todo parece apuntar a que esa batalla electoral estará dominada por los candidatos de la coalición encabezada por Morena.
En el esfuerzo por aparecer a nivel nacional, y envalentonada por haber detenido la reforma eléctrica en la Cámara de Diputados, la oposición financiada por el empresario del papel Claudio X. González, empujó a Alejandro Moreno, presidente del CEN del PRI, al inefable Marco Cortez, presidente del PAN y a uno de los más oscuros dirigentes políticos, Jesús Zambrano, ahora presidente del PRD, a visitar a los medios de comunicación con el peor de los resultados posibles. Y digo esto, porque no solo equivocaron la estrategia, sino el discurso, las alianzas y las sumas electorales.
En términos de estrategia, la coalición de X. González sigue pensando en que son una fuerza electoral capaz de detener a MORENA. Lo cual, evidentemente, es un análisis fallido y equivocado. No solo van a perder, muy seguramente, 4 de las 6 gubernaturas en disputa, y como lo comentamos la semana pasada, incluso podrían ser las seis. Diseñaron una estrategia pensada no para ganar adeptos, no para convencer a los indecisos, sino para evitar fugas y perdida de simpatías y lealtades.
En términos de discurso, todo el bloque opositor, trabajo las mismas ideas fallidas de hace tres años: Morena es un peligro para México, Vamos hacia una dictadura venezolana, Estamos en los umbrales del fascismo, Sera una elección de estado, No hay logros en Seguridad, Inversión, Pobreza y Empleo, Vivimos bajo un narco-estado, etc., etc., etc.
Líneas discursivas qué por supuesto afianzan a los suyos, refuerzan el imaginario de sus partidarios, y consolidan las representaciones que ellos se hacen del mundo. Pero desafortunadamente no le dicen nada a los “demás”, a los “otros”, a los que quieren “convencer” para alcanzar la mayoría electoral. Ni una sola propuesta, ni programa, ni idea para resolver esos problemas que todos identificamos como necesarios y urgentes de resolver.
Su espectro de alianzas es casi nulo, nadie quiere hacer alianzas con los partidos perdedores, nadie quiere aparecer junto a “Malito Moreno” y su boca de excusado, será muy difícil ahora que Marco Cortez, Gustavo Madero, Dante Delgado, incluso el siniestro Jesús Zambrano se paren en un templete, se tomen una fotografía con lo peor del PRI. Tras los audios filtrados que dibujan y describen en su integridad al presidente del PRI, todos se quedaron mudos, callados, no aceptaban hablar de “malito moreno”.
Finalmente, en una competencia electoral lo que pretendes es sumar electores, adhesiones, simpatizantes, buscas apoyo electoral, refuerzas en las zonas que te son fieles y avanzas en aquellas donde vas debajo de las simpatías, llamas a la adhesión de nuevos votos a favor de tus candidatos. Y creo, que ahí, es precisamente ahí, donde se muestra la estrategia fallida de la coalición. Apenas la semana pasada lo comente aquí, lo que veremos es como masas importantes de electores transitan su voto hacia los candidatos de MORENA.
El PRI no ha entendido por que perdieron a millones de activistas, militantes, operadores y ciudadanos. Y parece que tampoco el PAN, el PRD, ni Claudio X. González.
