Por: Edgard González Suárez
Los hooligans son centenares y a veces miles de aficionados que comparten valores, formas de vida, tradiciones, lenguajes, e identidades territoriales y sobre todo una pasión extrema por alentar y defender por medios violentos a sus equipos de futbol. No me voy a remontar a hacer toda la cronología del Hooliganismo en el futbol, damos por hecho que tenemos los datos más generales del fenómeno de la violencia en los años 80´s y 90´s en el futbol inglés. Solo me referiré a este fenómeno por ser, sin duda, el parteaguas más radical de la violencia dentro del futbol internacional. Este modelo de aficionado al futbol se extendió a toda Europa y a todo el mundo futbolero, creando un verdadero problema, cada vez que se presentaban casos extremos de violencia dentro y fuera de los estadios. Aunque ya muy controlado, sus secuelas y miembros aún existen en varios países.
En latino-américa el futbol tiene sus características particulares y no está exento al fenómeno de la violencia. En nuestro continente las barras bravas argentinas, han transitado a formas de control y organización mafioso dentro y fuera de los estadios; y también, desde sus orígenes, la violencia ha marcado al futbol. Según Gustavo Grabia, periodista deportivo, en 1924, tenemos a la primera víctima mortal, Pedro Demby, a manos de los organizadores históricos de la famosa Barra 12 del Boca Juniors. La barra 12, desde los años 90´s se ha visto comprometida en procesos judiciales por asesinato, homicidio, lavado de dinero, secuestro, delincuencia organizada, extorción, y venta de drogas, casi siempre, de todos los procesos judiciales, sale impune o con sentencias irrisorias.
En fechas recientes, en México, ha habido hechos violentos asociados al futbol. Basta recordar aquel partido, hace ya 11 años, entre el Santos de Torreón y el Monarcas de Morelia que termina con una balacera dentro del estadio. Aunque las autoridades civiles y los equipos se sostuvieron en la versión de que la balacera fue afuera del estadio. En ese mismo año, en un encuentro entre el América y el Monarcas, un aficionado golpea con un vaso de cerveza a Tomas Boy director técnico del Morelia. En 2015, en otro partido del Santos, pero ahora contra el Puebla, un aficionado solitario invade la cancha y va directamente a golpear al árbitro; El año pasado, en un partido amateur en Guanajuato, terminó con tres muertos y varios heridos por una balacera; hace apenas un mes, en el estadio corregidora de Querétaro, cientos de aficionados de la porra del Querétaro invadieron la cancha y fueron a enfrentarse a los seguidores del Atlas, golpeando a su paso a todos los que se interpusieran en su camino. Las versiones más sensacionalistas hablaban de 21 muertos, el Gobierno del estado de Querétaro desmintió esa afirmación y de hecho negó la existencia de fallecidos, aunque si la presencia de más de 61 heridos en hospitales, unos incluso en coma por los golpes. Apenas hace unos días, los aficionados de las Chivas del Guadalajara, después de que su equipo perdiera 3-1 frente al Monterrey, y desde las gradas del estadio de Guadalajara pidieron a gritos la destitución del director técnico, para su partido siguiente frente al Cruz azul, en la ciudad de México, fueron directamente a increpar y casi golpear a los jugadores del equipo quienes se encontraban concentrados en un hotel de esa ciudad, rompiendo el cerco de seguridad, golpeando y aventando botes de cerveza y proyectiles a los jugadores del equipo.
¿Y por que traemos a cuento todo esto?
La violencia social contenida en años recientes está teniendo una refractación, una propagación y expresión hacia el fenómeno de concentración de masas más regular que es el futbol. Las diferencias políticas o ideológicas empiezan a encontrar formas de expresión encubiertas en el pretexto del futbol, las rivalidades o las deficiencias técnicas. Es sabido que la selección nacional de futbol no se encuentra en su mejor momento a nivel de técnica y eficiencia en sus líneas, es sabido que ha habido una enorme presión para que algunos jugadores de excelencia sean llamados a la selección nacional y es sabida la negativa de incorporar a otros que no han sido ya incorporados, faltan 7 meses para el mundial de Qatar, esperemos que la selección mexicana llegue, por lo menos, al quinto partido, porque si no es así, la violencia social contenida podría aparecer nuevamente en ciertas zonas del país.