Edgard González Suárez
La semana termino hecha un verdadero desastre para Europa, pero sobre todo, para los EEUU, después de sendas reuniones de la OTAN en Bruselas y de Joe Biden en Polonia. Terminó dividida, sin consensos sobre como frenar la guerra, con los EEUU atizando el fuego, confrontando histéricamente a Rusia, y tratando a toda costa de provocar una ruptura y un aislamiento económico político del régimen de Vladimir Putin. Cosa que al paso de los días hemos visto que no sucedió.
El presidente Biden declaró que “la OTAN respondería en bloque si Rusia hacia uso de armas químicas”, cosa que, por supuesto, es una hipótesis y con la cual, el gobierno americano, intentó confrontar a Rusia y amarrar a los europeos a su liderazgo. Todos sabemos que la OTAN es dirigida y administrada por los EEUU, por lo cual, la declaración, además de retórica y belicista, se enmarca más en los intereses político-electorales de Biden, que de los intereses de la, ya de por sí, humillada Unión Europea que solo pudieron, muy veladamente, distanciarse de los norteamericanos.
Un solitario Boris Johnson, primer ministro británico, y seguidor de la humillación europea, sostuvo que “la invasión de Rusia es catastrófica, inhumana y una barbarie”, recordemos que con el BREXIT, el Reino Unido dejo de ser parte de la Unión Europea, y desde luego, se siente más cómodo en los brazos de Biden que de Macron o de Olaf Sholtz, quienes lo evitan siempre que pueden.
De hecho, una pregunta recurrente era ¿Por qué Sholtz no había llegado a tiempo a la reunión de la OTAN? Aunque se disculpo por estar atendiendo un paquete de negociaciones sobre la energía en Alemania, otros bromeaban sobre sus negociaciones secretas y discretas, pero sobre todo directas con Putin. No obstante, las relaciones directas entre Alemania y Rusia, el canciller alemán insistió y aseguró para la prensa occidental que se revisarían las sanciones a rusia para evaluar su efectividad cotidianamente, pedir a Moscú el retiro de tropas en Ucrania y crear corredores humanitarios adicionales.
Los angloamericanos, Biden y Boris, los más radicales (enviar batallones, armas y dinero a Ucrania), y Macron y Sholtz, los más mesurados. (evitemos la Guerra sin entrar en ella).
De hecho, las negociaciones, ya no tan secretas en nombre de Europa está en manos de Emmanuel Macron, quien ha dicho, incluso que se comunica a diario con Putin. También hay negociaciones por separado, y parece, tampoco muy discretas, de Alemania y Rusia para evitar la catástrofe económica en Europa, y darle una salida a Europa y evitar el acoso estadounidense.
Las reuniones en la OTAN, en el G7 y en la asamblea de la Unión Europea, pretendieron dar el marco económico, político y militar para enfrentar la Guerra, todas en menos de dos días, desesperaron a Biden, quien presionó hasta donde pudo para provocar la ruptura con Rusia. Ya en suelo polaco, el presidente estadounidense declaró que “Putin era un carnicero” y frente a tropas asentadas en aquel país comió pizza y trato dejar claro que él puede acabar con la Guerra, si lo siguen en sus bravatas y presiones. Biden siguió prometiendo constituir batallones con combatientes eslavos provenientes de Polonia y Letonia, extender sendos préstamos al Gobierno de Zelensky, y proveer de armas defensivas y ofensivas a Ucrania y Europa si rompen el dialogo y deciden confrontar a Putin.
Pero Europa, aguantó la embestida, y tuvo que desmarcarse de inmediato de las palabras de Biden, en una entrevista por la televisión francesa declaró: “hay que evitar que la situación se descontrole, yo no utilizaría esos términos, por que sigo hablando con el presidente Putin, qué es lo que queremos hacer…queremos parar la guerra sin hacer la guerra”.
Así, hay quien considera, que gracias a la gestiones ruso-europeas, el comando militar ruso anunció un repliegue de sus tropas, para así dar margen a los alemanes y franceses de proponer una salida al conflicto, pero por supuesto, ya sin Biden en suelo europeo.
Por ello, cobra sentido el mensaje de Jens Stoltenberg, secretario general de la OTAN, representante en turno de Alemania en esa alianza defensiva, quien desde la víspera anunció “que no hay manera de que Ucrania sea parte de la OTAN”, ni política, ni militarmente, ya que eso, “precisamente esa petición había gatillado la Guerra”.
Los encuentros en Bruselas y el viaje de Biden a Polonia demostraron que Europa no pretende involucrarse en una guerra, no quiere, ni desea poner un solo soldado en Ucrania, y no acepta una guerra que solo beneficiará a los angloamericanos. Las reuniones de Bruselas mostraron una evidente falta de consenso de como enfrentar las consecuencias de la guerra y de las sanciones impuestas a Rusia.
Por lo pronto, dejaron a Biden colgado de la brocha en su intento por hundir, más que a Rusia, a Europa.