Edgard González Suárez
El 24 de febrero pasado, Vladimir Putin, dio inicio a la invasión a Ucrania, es decir, hace apenas 10 días, y como lo hemos venido diciendo hay que tener mucho cuidado con el ruido mediático y la guerra de propaganda desatada, no solo en el frente de combate, sino en la retaguardia, y en todas las zonas declaras aliadas, de uno u otro bando, y en aquellas que mantienen un estatus neutral, donde la propaganda también tiene su función y hace su tarea.
En estos días se han agrupado dos bandos informativos y propagandísticos, los que tratan de imponer en el imaginario colectivo la “idea” de la maldad histórica de Rusia, por un lado, y el de la legítima defensa y derecho a la seguridad de Rusia por el otro. Por su puesto en los medios occidentales, como lo comentamos la semana pasada, la primera idea se hace circular por redes sociales, medios electrónicos, radio, prensa y tv. En los estados o zonas bajo liderazgo y presencia ruso, se difunde la segunda idea, por todos los medios convencionales e incluso las redes sociales.
Se han conformado tres racimos de interpretaciones acerca del conflicto Ruso-Ucraniano:
- Vladimir Putin enloqueció, no ha descansado en tratar de restituir el antiguo Imperio de los zares, y la invasión de Ucrania, no es sino la parte inicial de su expansión hacia toda Europa.
- Los Estados fronterizos con Rusia (Estonia, Letonia, Polonia, Lituania, Ucrania, Bielorrusia, etc.) Tienen el derecho inalienable a decidir, a qué bloque estratégico pertenecer, para comerciar y asegurar su integridad sociopolítica frente a potencias extranjeras.
- Rusia ha invadido a Ucrania por sus reservas petroleras y de gas natural, con lo cual, la invasión tiene un carácter imperialista de tipo económico.
En las tres interpretaciones, la federación rusa, aparece como el “demonio desatado”. O bien, Rusia tiene un delirio milenario sobre su historia y expansión en el mundo; o bien, Rusia quiere el control político de las zonas fronterizas en la Europa eslava y báltica, o bien, Rusia ataca a un país independiente que quiere controlar sus recursos y vendérselos a quien más le convenga.
Con este análisis y propaganda global, los países europeos han intentado hacer frente al “Oso Ruso” que se ha decidido dar zarpazos a una inocente, débil, e ingenua Ucrania, interpretación, que pienso yo, no debemos aceptar bajo ninguna circunstancia.
En sentido complementario y para reforzar la propaganda de guerra, se ha querido construir en el ánimo de la población, por un lado, una lucha desigual, que desde luego lo es, y brutalmente desigual; y por otro, una lucha heroica, del pueblo Ucraniano, que ha decir verdad, salieron despavoridos de las principales ciudades Ucranianas, empezando por Kiev, la capital. Dejando a las milicias y, al ejército Ucraniano, en el frente de lucha. Sin embargo, la narrativa mediática es otra:
“Kiev resiste como nadie”
“Kiev detiene el avance de las tropas rusas”
“Kiev derriba helicópteros y tanques rusos”
“Los civiles, sin capacitación militar, se enrolan en la defensa del país”
“El ejército ruso sorprendido por la defensa ucraniana”
“Los milicianos ucranianos matan a general ruso”
Lo cierto es que la región del donbáss, desde el inicio de la invasión quedó bajo control ruso, la ciudad de Jarkov, Maruipol y Jerson en la frontera oriental han sucumbido, y Odesa, Mykolaiv y Kiev se encuentran sitiadas y bajo fuego.
Decíamos desde la semana pasada que esta propaganda solo favorece el estado de ánimo favorable a la Guerra. A los misiles rusos se extendieron una serie de medidas económicas que intentan cercenar el avance ruso. Rusia por su parte declaró que dichas sanciones son un ataque y un robo a Rusia, y el gobierno de Rusia declaró, que cualquier intento por bloquear el espacio aéreo de Ucrania sería considerado como un acto hostil, de cualquier país involucrado.
Nadie, hablaba de negociaciones, éstas se iniciaron, entre la delegación rusa y ucraniana, precisamente hace una semana, y sin ningún acuerdo práctico, a excepción de la formación de corredores humanitarios para los refugiados. Apenas el sábado 5 de marzo, Israel se constituyó, a la velocidad de la luz, en mediador del conflicto, a propuesta de Alemania, mediación que ha sido interpretada desde varios enfoques. El más lógico es un alto urgente a la guerra, para evitar un desastre a la economía mundial. Una entrevista de tres horas, entre el primer ministro, Neftalí Bennet de Israel y, Putin, en Moscú, bien podría encauzar la Guerra hacia su fin, aunque, aún no se sabe, bien a bien, las propuestas ahí discutidas ni la respuesta de Europa.
Es probable que este lunes se reanuden las negociaciones entre Rusia y Ucrania, veremos si la mediación israelita sirvió de algo. Mientras tanto, la propaganda se refuerza y continua. Pongamos más atención a la negociación, y menos al ruido mediático.