Dr. Edgard González Suárez
Sin duda el tema del fin de semana fue la VI Cumbre latinoamericana de la CELAC, La Comunidad de Estados latinoamericanos y del Caribe celebrada en la CD de México el pasado 18 de septiembre. Como todo acto político, el relato y la perspectiva dependen del punto de referencia, y desde donde está situado el observador. La izquierda elabora su relato y por supuesto la derecha tiene, crea y recrea el propio.
Para unos, la reunión fue un éxito, se reunieron los jefes y las jefas de estado, los ministros y ministras, los secretarios y secretarias de estado, los cancilleres y por supuesto, todos los representantes de los invitados que no pudieron o no quisieron asistir.
Para otros, la reunión fue un fracaso, ya que era una reunión que pretendía reiniciar el camino de la unidad y de los consensos regionales y acabó en un zipizape entre Cuba y Venezuela y Uruguay y Paraguay, quienes reclamaron que esos países no eran democracias liberales.
Para unos, la reunión permitió construir tres grandes acuerdos regionales: la integración de un fondo internacional contra desastres naturales, un Plan de vacunación, acceso, distribución y una agencia reguladora sanitaria regional latinoamericana y la constitución de la Agencia Latinoamericana y del Caribe del espacio.
Además de estos acuerdos prácticos y operativos, se asumieron dos declaraciones por unanimidad: la demanda latinoamericana en contra del bloqueo a Cuba, a favor de la soberanía argentina sobre las islas Malvinas y una posición común ante la Unión Europea, centrada en la justicia para enfrentar el cambio climático.
Para otros, la reunión se debió llevar a cabo entre amigos, socios y estados ideológicamente afines, esto excluye a Cuba a Venezuela y a Nicaragua, regímenes dictatoriales y violadores de los derechos humanos.
Sin duda, el evento político representó un reinicio del activismo mexicano en la región latinoamericana, representó también, la apertura de un ciclo y un foro sin la presencia física y el control político de la reunión del Gobierno norteamericano, qué aunque no físicamente pero se hizo sentir con los posicionamientos de los presidentes de Uruguay y Paraguay, este último, por cierto, Mario Abdó Benítez, relacionado familiarmente con la dictadura militar del fascista Alfredo Stroessner, pero que ahora viene a darse aires de demócrata y que junto a Luis Lacalle de centro-derecha, intentaron llevarse la nota, acusando a Diaz Canel, a Maduro y a Ortega de indignos presidentes en sus respectivos países.
La verdad es que en efecto lograron dar la nota e intentaron, independientemente de los acuerdos de la VI Cumbre de la CELAC descarrilarla…pero sólo mediáticamente.
La reunión se llevó a cabo, arribaron 15 presidentes, 02 vicepresidentes y 12 cancilleres, más funcionarios. La Cumbre, que incluso se ha realizado en Cuba, y ahora ante el liderazgo y posicionamiento mexicano para hacer valer nuestra posición regional e intereses comunes, la derecha latinoamericana se alineó, como siempre, con los EEUU y el conservadurismo neoliberal y trataron, creo yo, sin lograrlo, hacer fracasar la reunión.
De los acuerdos y su capacidad operativa seremos testigos en los próximos años. Por lo pronto, veremos cuál de los dos relatos prevalece.