Fátima Ortiz lleva desde el 7 de septiembre moviéndose entre reuniones, videollamadas y sus redes sociales para empujar la convocatoria de las marchas convocadas para protestar contra el gobierno de Nayib Bukele este 15 de septiembre, día en que se conmemoran 200 años de la independencia de El Salvador de la corona española. No es la única.
Las convocatorias a las marchas de este miércoles -hay unas 20 distintas- quieren unir en un solo evento el rechazo a Bukele y sus medidas más polémicas e impopulares, como su intención de buscar la reelección presidencial, una reforma que purgaría a un tercio de los jueces del país o la entrada en vigor del bitcoin como criptomoneda de circulación legal.
El oficialismo también tiene en agenda para la jornada la presentación de un pliego de reformas a dos tercios de los artículos de la Constitución, incluidos los que tienen que ver con la posibilidad de la reelección de Bukele.
No serán estas las primeras marchas de oposición al presidente, pero esta, al decir de algunos de sus organizadores, pretende ser un parteaguas que marque el inicio de una protesta callejera más robusta y, para los más ambiciosos, la creación de un frente de oposición más vigoroso en un país en que Nayib Bukele y sus fieles han copado el poder del Ejecutivo -fuerza pública incluida-, el Legislativo y la cabeza del Judicial.
Fue el 7 de septiembre, el día en que entró vigencia el bitcoin, que Bukele atestiguó la primera convocatoria callejera nutrida desde que asumió como presidente en junio de 2019. Dueño de índices récord de popularidad, de una victoria incontestable de su partido en las legislativas de este año y apenas importunado por una oposición política formal hecha jirones, la respuesta de la sociedad civil a las acciones del gobierno habían sido irrelevantes. Hasta ahora.
“El siete de septiembre se dio un punto de inflexión en la lucha de calle, el descontento y el hartazgo ya está llegando a niveles insostenibles para la población”, dice Ortiz, feminista y activista digital que se cuenta entre el grupo más público de promotores de las marchas convocadas.
La expectativa de los organizadores es llenar con al menos 5.000 personas la Plaza Morazán, en el centro de San Salvador, un número modesto si se lo compara con las grandes marchas de los 70 y 80 en El Salvador de las dictaduras militares y la guerra civil, pero relevante en los tiempos del bukelismo, que apenas había visto concentraciones de pocas decenas cuando sus diputados dieron golpe a la Corte Suprema y a la Fiscalía General para nombrar en esas instituciones a funcionarios afines.
Fuente: Infobae
