Mtro. Edgard González Suárez
El pasado 26 de agosto la ahora ex secretaria de Gobernación Olga Sánchez Cordero solicitó su reincorporación a su curul como senadora de la República, toda vez que había terminado ya un ciclo en la administración de López Obrador. En su lugar, el ahora exgobernador de tabasco, Adán Augusto López Hernández asumirá la planeación y el control, político del país como nuevo Secretario de Gobernación.
El movimiento de piezas puede tener una variedad de significaciones, pero una de ellas, sin duda es, que la Senadora aterriza en el senado con la misión de acotarle los márgenes de maniobra a Ricardo Monreal y sacar adelante, sin cortapisas, la agenda legislativa del presidente. Y el exgobernador de Tabasco, leal y disciplinado seguidor de Andrés Manuel López Obrador desde hace 25 años, llega a Gobernación con todo su expertiz, político-electoral, pero, sobre todo, por su lealtad a toda prueba al presidente. Es claro que López Obrador ha decidido jugar con sus leales e incondicionales para sacar adelante la sucesión, y enfrentar a cualquiera que quiera escamotearle o torcerle el proyecto por el que ha dejado la vida en este país.
El movimiento del presidente entonces toca tres bandas: a) achica a Monreal y lo vigila de cerca, b) Olga Sánchez tratará de ser la interlocutora privilegiada entre las facciones partidistas y el presidente López Obrador, y c) cierra filas en la Gobernación, con uno de sus leales e incondicionales en el proyecto de la 4T.
El movimiento ya anunciado aquí, desde hace 2 meses, exactamente el 28 de junio, comente que era muy difícil que el presidente se fuera a “deshacer” de Monreal, incluso, si cayera de la coordinación del Senado, en aquellos días supuse que podría atraerlo a una Secretaria de Estado -y tratar de amarrarle las manos y las aspiraciones-.
Por ahora, parece que tendrá que convivir con Olga, y será patente el desplazamiento político de Ricardo, no dudemos que, a finales de septiembre, una vez aprobada la agenda legislativa y sobre todo el presupuesto, Monreal finalmente sea defenestrado del senado. Sigo pensando que sería totalmente suicida para Lopez Obrador romper alianzas con Monreal, quien siempre se ha dejado querer por otros partidos. La llegada de Olga Sánchez fue de lo más tersa (aparentemente), Monreal le dio la bienvenida a la Dra. Olga Sánchez Cordero, “mujer de prestigio y talento, el grupo parlamentario de Morena celebra que reasuma su responsabilidad como legisladora de la nación, y estamos convencidos -dice Monreal- que contribuirá a la cohesión y a la unidad de la fracción parlamentaria…por su actitud democrática y progresista”.
Palabras de elogio, sin duda, pero que en el fondo se reconoce que la llegada de la exministra abonaría a la cohesión y a la unidad, elementos ya desgastados dentro del grupo parlamentario, precisamente por la crisis de lealtad que enfrentó Monreal, días y semanas después de la elección. Más aún, cuando Monreal tuvo que operar el desistimiento de varias senadoras del partido para apoyar a la exministra para pudiera llegar como presidenta de la mesa directiva de la cámara de senadores. Lo cual se realizó a mano alzada y demostrando unidad en torno a la senadora cordero.
Por su parte la Senadora reviró los elogios y las formas, aseguró “estoy aquí para construir consensos dentro y fuera del grupo parlamentario” primer disparo envuelto en celofán, para después atraer todas las interpretaciones del caso, cuando asegura que con Ricardo Monreal es un “te respetamos y te queremos, eres un gran líder…tú te legitimas día a día como el gran líder de la bancada”.
Hace dos meses, le comenté al público que el enfrentamiento de Lopez Obrador con Monreal debería transitar hacia formas institucionalizadas para resolver ese Huracán que se les podría salir de las manos.
Sin duda, por formas no pararon, pero en el fondo, se espera un desplazamiento paulatino del protagonismo de Monreal en la Cámara de Senadores.
