Ramón de la Peña
Le tengo que decir estimado lector que yo disfrute plenamente a mi TEC de Monterrey, cinco años como estudiante de la carrera de Ingeniería Química y 35 años como profesor, director, vicerrector y rector del campus Monterrey por 16 años. Después de ese tiempo me fui a la ciudad de México a trabajar en el gobierno federal en el Consejo Nacional de Educación para la Vida y el Trabajo y en el Instituto Nacional de Educación para los Adultos.
Pero recuerdo claramente la entrevista que me hicieron después de la ceremonia de mi despedida del TEC y para mí fue muy claro que iba a ser difícil olvidar a mis ex alumnos, los simposios, los juegos de futbol americano, los eventos de difusión cultural y las clases que di durante los 35 años. Les tengo que decir que al TEC lo llevo siempre conmigo, porque hay vocaciones-aprecios y recuerdos que nos se pueden dejar ni olvidar. Sin duda para mí la relación con todas las personas del TEC fue un gran regalo que la vida me dio.
Me preguntaron que como describiría yo algunas áreas del TEC. La primera fue como describiría al TEC de Monterrey, yo dije: Calidad y calidez, la segunda fue Profesores, yo dije: Alta calidad. Y qué opina de los grupos estudiantiles: Son el Corazón del TEC. Y qué opina de difusión cultural, para mí les dije son muchachos entusiastas, mostrando su arte y con gusto lo comparten. Después, me preguntaron de los programas internacionales y les dije para mi fortalece la confianza al alumno que la lleva a cabo. ¿Y qué opina del programa emprendedor? para mi es la base del desarrollo les asegure. Y ¿El servicio social? destaca la generosidad de los muchachos hacia su comunidad. La penúltima pregunta fue: ¿Que opina de la EGADE?, yo respondí: Es una joya de calidad, relevancia, con una importancia igual a la escuela de medicina, ingeniería, humanidades y computación entre otras. La última pregunta fue mi opinión de los Borregos y mi respuesta corta fue:
Campeones como miles de ex alumnos que han realzado un excelente trabajo en nuestra comunidad empresarial, social y comunitaria.
De mi etapa de profesor y directivo, vinieron a mi mente miles de muchachos con quienes he interactuado como su profesor, o en sus actividades extraacadémicas. Cómo olvidar a mis ex alumnos, los simposios, los juegos del futbol americano, los eventos de Difusión Cultural. Cómo olvidar a mis colaboradores y amigos; pero sobre todo a las personas que directamente me ofrecieron su apoyo: Ofe en Ing. Química, Enedina en Ingeniería, Lydia en la Vicerrectoría y en la Rectoría, y Susy en la Rectoría del Campus Monterrey.
El TEC me lo llevo conmigo, en mi mente y en mi corazón. El TEC que me llevo en mi corazón, es un TEC lleno de personas que representan su esencia: la interacción entre personas que buscan la formación de nuestros alumnos como hombres y mujeres de bien. Es un TEC con una cultura de innovación, de trabajo, y de gran responsabilidad y compromiso.
Es un TEC que nació, creció y se multiplicó por el cariño, creatividad, talento, perseverancia, trabajo, lealtad y apoyo de miles de personas que han dedicado su vida a la misión esencial de nuestra escuela.
Termino con un excelente poema de Borges, que se lo dejo para su meditación: “Después de un tiempo, uno aprende la sutil diferencia entre sostener una mano y encadenar un alma. Y uno aprende que el amor no significa recostarse; y que una compañía no significa seguridad. Y uno empieza a aprender… que los besos no son contratos, y los regalos no son promesas. Y uno empieza a aceptar sus derrotas con la cabeza alta y los ojos abiertos.
Finalmente termina el mensaje diciendo: “Yo aprenderé mucho de este adiós. Adiós, mis muchachos y amigos; que Dios los bendiga y los conduzca por el camino de la felicidad”
