Por Moisés Hernández Yoldi
La inflación en México y en el mundo ha mermado el poder adquisitivo de un amplio sector de la población.
Muchas de las causas de la inflación en México están asociadas a factores globales, otras a políticas erráticas internas, pero también a un oportunismo poco ético de los intermediarios.
Los intermediarios -principalmente en el sector de agroproductos- están aprovechando el escenario, elevando el margen de utilidad de manera desproporcionada.
Las distorsiones del mercado en escenarios como este, requieren de regulación e intervención del Estado.
Entre el precio de producción y el precio final al consumidor, existe un margen que en algunos casos alcanza más del 300%.
Es válido y está en la naturaleza de quien se dedica a los negocios, buscar el mayor margen de utilidad, lo que no es válido y es moral y éticamente inaceptable, es lucrar con la necesidad de los más desprotegidos.
Es urgente que la Secretaria de Economía y la PROFECO intervengan para revisar los desproporcionados márgenes de utilidad entre el precio del productor y el precio al consumidor.
Es paradójico, mientras la mayoría, principalmente los más desprotegidos, sufren los efectos de la inflación, otros se aprovechan de esta y aumentan sus ganancias sin ningún pudor ni recato.
PD. Como egresado del Diplomado de Formación Social (DIFOSO) creo y practico los principios de la Unión Social de Empresarios Mexicanos (USEM), organización respaldada por la Fundación Demócrata Cristiana Konrad Adenauer.
