
Aristeo García González
Licenciado en derecho por la UMSNH y maestría en gobierno y política pública.
Resumen. El presente trabajo es un breve estudio de como las manifestaciones en el espacio físico se han ido trasladando al mundo virtual, este último teniendo como elementos clave la interacción en las redes sociales y su permanencia con un sólo objetivo, lograron cambios legislativos y sociales profundos.
INTRODUCCIÒN.
La evolución y desarrollo de la tecnología ha traído consigo diversos cambios, no solo en la vida de las personas, sino también para los diversos grupos sociales. Al grado de que todas aquellas inconformidades que se hacía presentes en el espacio físico comienzan a tener un mayor auge.
Aún y cuando el término “activismo” es relativamente moderno, su práctica es tan antigua como la sociedad misma. Algunos de movimientos más ilustrativos y recientes, es el caso del Ejercito Zapatistas de Liberación Nacional en México (1994), la Primavera Árabe (2010-2012), el movimiento Metoo (2017), por citar algunos. Mientras que en la antigüedad las rebeliones de esclavos en el Imperio Romano o las revueltas campesinas en la Edad Media fueron formas tempranas de activismo, aunque a menudo eran espontáneas y carecían de una organización sostenida.
En la actualidad, el activismo ha evolucionado desde protestas locales y físicas hasta movimientos globales e interconectados, marcados por hitos como la lucha por los derechos laborales, civiles y humanos, y transformados radicalmente por la llegada de la globalización y la tecnología digital. Veamos como se ha dado esa transformación.
DESARROLLO
Los movimientos sociales comenzaron a tomar forma con la Ilustración en el siglo XVIII, época donde se promovieron las ideas sobre derechos naturales, libertad y soberanía popular. En eso entonces, comenzó a hablarse de movimientos sociales cuya idea original fue la inconformidad humana con una injusticia y el deseo colectivo de cambiarla. El siglo XX vio la consolidación de movimientos sociales organizados que luchaban por derechos específicos y que lograron cambios legislativos y sociales profundos. Siendo un elemento adicional, la llegada del desarrollo tecnológico.
Razón por la cual resulta de importancia tener claro una diferencia entre los que debemos entender por “movimiento social” y “activismo digital”. Mientras que el primero es un cuerpo completo de la
lucha, es decir, es una causa estratégica en el tiempo. El segundo hace uso de las herramientas más poderosas, Internet y las redes sociales, lo que lo convierte en una `táctica1.
Si bien es cierto, el activismo –digital– a pesar de no se un concepto nuevo, su alcance ha crecido de manera exponencial, lo que ha llevado a redefinir la cultura social contemporánea. Esto es, las redes sociales se han convertido en plataformas donde los ciudadanos se movilizan para expresar sus opiniones, luchar por la justicia social y promover cambios significativos, situación que, en el caso de los movimientos sociales, se hacía presente principalmente en las capitales de las ciudades del mundo.
Hoy en día, las capitales han dejado de ser el punto central de los movimientos sociales, puesto que con el auge y uso de las redes sociales el activismo digital como herramienta los hace más eficiente. Por ejemplo en el caso mexicano, la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de las Tecnologías de la Información (2025), realizada por el Instituto Nacional de Estadística Geografía (INEGI), da cuenta de ello, dicha encuesta señala la cantidad de personas (100.2 millones) que hacen uso de Internet. Mientras que un total de 87.5 millones se conectan a diversas plataformas digitales y redes sociales,
Lo anterior, nos puede dar una idea el hecho de que un gran número de personas que hacen uso de las redes sociales les da la opción de participar como una extensión de los movimientos sociales tradicionales al poder conocer e interactuar con la realidad que vive la sociedad en diversas latitudes. De ahí que pueda decirse que el activismo digital no ha venido a reemplazar a los movimientos sociales tradicionales. Sin embargo, se han convertido en una herramienta poderosa que ha trasformado la manera en que operan, lo cual ha dado origen a un activismo mediático híbrido que combina la acción online y offline2, el hecho de que un gran número de mexicanos estén conectados a Internet
No cabe duda, tanto los movimientos sociales como el activismo digital comparten un objetivo fundamental, buscar el cambio social y cuestionar las estructuras de poder existentes, la injusticia o la falta de representación. Veámoslo de manera más precisa:
1 Vid. Schlogl, Lukas (2024). Digital Activism and the global middle class. Generation Hashtag. Taylor & Francis Ltd. New England, p. 59.
2 Vid. Trerè, Emiliano (2020). Activismo mediático híbrido. Ecologías, imaginarios, algoritmos. Documento No. 16. Friedrich Ebert Stiftung. Bogotá.
| Similitud | Descripción |
| Búsqueda de Cambio Social | El fin último de ambos es movilizar a las personas para influir en políticas, actitudes o estructuras sociales. |
| Generación de Conciencia | Ambos buscan sensibilizar a una amplia opinión pública sobre un problema, transformando las protestas en exigencias de justicia razonables. |
| Identidad Colectiva | Crean un sentido de pertenencia y unidad al agrupar a individuos con intereses, valores u objetivos comunes. |
| Uso de Recursos | Aunque diferentes, ambos dependen de recursos (humanos, materiales, comunicacionales) para su existencia y expansión. El activismo digital se apoya en recursos tecnológicos, mientras que los movimientos sociales tradicionales se enfocan más en la movilización física y la organización jerárquica. |
Aunado a lo anterior, resulta de relevancia conocer su estructura y organización que existen entre los movimientos sociales y el activismo, sobre todo, al tener como elemento común el cambio:
| Aspecto | Movimientos Sociales | Activismo Digital |
| Estructura | Tienden a tener estructuras más jerarquizadas, con líderes y cuadros directivos definidos (aunque los movimientos sociales contemporáneos también han adoptado modelos más horizontales). | Son intrínsecamente más horizontales y descentralizados, funcionando a través de redes sin un centro identificable. La ausencia de cuadros profesionales es común. |
| Vulnerabilidad | La represión o la cooptación de líderes puede afectar seriamente su capacidad operativa. | Es menos vulnerable a la represión al no tener un centro físico o un liderazgo único, lo que permite una existencia continuada en la red. |
| Velocidad de Formación | Requieren más tiempo y esfuerzo para construir una base sólida, organizar asambleas y establecer una logística presencial. | Pueden formarse y disolverse rápidamente en respuesta a un hecho político o social, mostrando un gran dinamismo. |
Conclusiones.
Para concluir, la llegada del activismo digital no significa que reemplazara a los movimientos sociales tradicionales, toda vez que se trata de una herramienta poderosa y mediática que puede llegar a transformar la manera en como operan, dando como consecuencia un activismo híbrido. El cual combina dos elementos en acción en línea y fuera de línea.
Esto es, el activismo digital en la práctica actúa como un facilitador y amplificador de los movimientos sociales, no se trata de un sustitutivo, sino de un ámbito que complementa la acción de dichos movimientos.
Finalmente, el activismo ha pasado de ser una reacción localizada contra una autoridad específica a una red compleja y global de ciudadanos interconectados que luchan por una amplia gama de causas, utilizando tanto las calles como las redes para exigir un mundo más justo.
