El ingreso de Nicolas Sarkozy en la prisión de la Santé el 21 de octubre de 2025 marcó un hecho sin precedentes en la historia reciente de Francia: por primera vez, un expresidente durmió como interno ordinario bajo un protocolo penitenciario estricto y sin privilegios, aunque con medidas de seguridad excepcionales debido a su estatus.
La llegada de Sarkozy, condenado a cinco años de cárcel por asociación ilícita y financiación ilegal de campaña, desató revuelo tanto dentro como fuera del centro penitenciario, según informaron los medios franceses.
El exmandatario, de 70 años, fue trasladado a la Santé en la mañana del martes 21 de octubre, tras la sentencia dictada por el tribunal correccional de París. La condena se fundamentó en su implicación en la obtención de fondos ilícitos para la campaña presidencial de 2007, con conexiones directas al régimen de Muammar el Khadafi. Sarkozy, quien presentó un recurso de apelación, se sometió desde su llegada al protocolo habitual de cualquier nuevo recluso, sin recibir trato especial, como remarcaron sus abogados a BFMTV.
El procedimiento de ingreso incluyó la toma de huellas dactilares y fotografía, la asignación de un número de interno y la creación de una tarjeta de identidad penitenciaria. Sus pertenencias fueron revisadas de forma exhaustiva y los objetos no autorizados quedaron depositados en un cofre de seguridad. Tras una entrevista inicial, fue conducido a su celda en el área de aislamiento, según BFMTV.
La celda, individual y de aproximadamente 10 metros cuadrados, posee una ventana sellada, televisión pequeña, cama y escritorio fijados al suelo, silla de plástico, estanterías, ducha propia, inodoro sin tapa, placa calefactora y un pequeño refrigerador. Sarkozy cuenta con un teléfono mural para llamadas a números preautorizados, sin límite de tiempo y coste a su cargo.
Su rutina diaria contempla una hora de paseo en un patio enrejado, aunque el director del centro, Sébastien Cauwel, apuntó la posibilidad de dos salidas diarias. El expresidente tiene acceso a la sala de deportes y a la biblioteca.
En cuanto a las visitas, Sarkozy puede recibir hasta tres visitas semanales en el locutorio, derecho que empleó de inmediato al recibir a su esposa, Carla Bruni, ese mismo martes, como confirmó BFMTV. El acceso a sus abogados es ilimitado, lo que permite preparar la solicitud de libertad presentada el día de su ingreso.
Christophe Ingrain, su abogado, acudió a la prisión la mañana del miércoles 22 de octubre y permaneció allí dos horas, según el mismo medio. Los abogados del expresidente anunciaron su intención de visitarlo a diario mientras dure la detención.
El régimen de aislamiento impuesto prohíbe todo contacto con otros internos, incluso durante los paseos o en áreas comunes. Todos los desplazamientos de Sarkozy dentro de la prisión se efectúan acompañado por personal penitenciario, como corresponde a los internos bajo este régimen, según BFMTV.
Hostilidad y amenazas de los internos
Desde la llegada del expresidente a la celda, se escucharon gritos e insultos provenientes de los patios y corredores. Algunos internos grabaron videos donde se oían frases como: “¡Ey, Sarko!” y “¡Enséñanos la cabeza!”, en una evidente burla a la figura política y a su estatura.
Los insultos iban más allá de aspectos físicos y aludían directamente a las acusaciones judiciales. Un recluso gritó: “Sabemos todo, Sarko… sabemos todo. Devuelve los miles de millones de dólares”. Estas palabras, lanzadas en tono desafiante y acompañadas de risas, se difundieron rápidamente en redes sociales.
Fuente: Infobae
