Jesús Utrilla – NV Noticias
La industria azucarera de México enfrenta un escenario complejo, por la posibilidad de nuevos aranceles y la importación de jarabes de maíz ricos en fructosa. Manuel Enríquez Poy, director técnico de la Asociación de Técnicos Azucareros de México (ATAM), señaló que, aunque no hay medidas arancelarias concretas aún, el riesgo sigue latente.
Recordó que los acuerdos de suspensión de aranceles establecidos desde 2015 siguen vigentes, aunque bajo condiciones que limitan la capacidad exportadora del país.
Uno de los compromisos es el cumplimiento de la cuota asignada por Estados Unidos, estimada en alrededor de 450 mil dólares para el presente ciclo, que concluye el 30 de septiembre. Posteriormente, la agroindustria mexicana deberá iniciar nuevas exportaciones entre octubre y diciembre, como parte del calendario comercial pactado.
Dijo que cualquier imposición arancelaria dependería de cambios mayores en el Tratado de Libre Comercio, lo que implicaría decisiones legislativas tanto en México como en Estados Unidos. Sin embargo, de cara a 2026, el panorama se torna aún más incierto debido a las posibles modificaciones en la política comercial estadounidense tras las elecciones presidenciales.
A esta tensión internacional se suma la importación creciente de jarabes de maíz, que ha desplazado más de 1.5 millones de toneladas equivalentes de azúcar nacional.
Como consecuencia, buena parte de la producción debe colocarse en el mercado internacional a precios desfavorables, lo que afecta la rentabilidad de los ingenios y productores mexicanos. A esto se suman problemas internos como el descenso en los volúmenes de cosecha y la apreciación del peso frente al dólar, que encarece las exportaciones.
