La reforma de pensiones que envió López Obrador al Congreso busca revertir los efectos de las modificaciones aplicadas en sexenios pasados y que afectan actualmente a las y los trabajadores del país, al haber disminuido el monto percibido durante el retiro y haber aumentado las semanas de cotización.
La secretaria de Gobernación, Luisa María Alcalde, explicó que la Ley del IMSS de 1973 estableció 500 semanas de cotización para poder otorgar una pensión, lo equivalente a 10 años de trabajo, mientras que la reforma de 1997 incrementó las semanas de cotización a mil 250, es decir, a 24 años de trabajo, por lo que menos trabajadores pudieron acceder a esta prestación.
Tras la aplicación de la reforma propuesta por López Obrador en 2020, las semanas de cotización disminuyeron a 750 en 2021 e irán aumentando paulatinamente hasta mil en 2030. Además, la aportación patronal incrementó 13.9 por ciento, se redujo la comisión de las Afores, se creó el esquema de Pensión Garantizada y el porcentaje del salario alcanzado en el retiro incrementó de 27 a 64 por ciento.
La reforma de este año plantea que el porcentaje de salario alcanzado en el retiro aumente al 100 por ciento, con el financiamiento del Fondo de Pensión para el Bienestar y con el incremento al salario mínimo. De aprobarse, las personas que se verán beneficiadas serán:
- Trabajadores de 65 años que cumplan con los requisitos para tener una pensión y que se pensionen una vez aprobada la reforma y el Fondo de Pensión para el Bienestar
- Personas trabajadoras que comenzaron a cotizar en el IMSS a partir del 1 de julio de 1997
- Personas trabajadoras bajo el régimen de cuentas individuales de 2007 del ISSSTE
Fuente: El Financiero
