Edgard González Suárez
Estamos a 17 días de que se cumplan formalmente dos años de la guerra en Ucrania. Y digo formalmente, porque en realidad, la guerra ruso-ucraniana comenzó desde 2013 cuando con maniobras políticas extranjeras -principalmente de la embajada americana en Kiev- empezaron a medir fuerzas con los rusos, para ver quien se quedaba con Ucrania. Para febrero de 2014, la Unión Europea quiso imponerle a Víctor Yanukovich, presidente de Ucrania, una serie de acuerdos y compromisos para que Ucrania se incorporara a la OTAN, Yanukovich -de orientación prorrusa- rompió negociaciones, y los aliados occidentales, mediante movilizaciones civiles, lograron el derrocamiento del gobierno de Yanukovich.
En respuesta a esas presiones, de manera inmediata, los rusos realizaron un referéndum sobre la separación de Crimea de Ucrania y su incorporación a la federación rusa, el 96% de la votación se orientó a su anexión a rusia, lo que desató un enfrentamiento político e ideológico, entre la OTAN, la embajada americana y el gobierno de la federación rusa.
La respuesta ucraniana fue controlada y se expresó en una lucha dividida en dos bandos, uno prorruso, destacadamente con la población mayoritaria del Donbás, y otro, pro-occidental, dominado por el enfoque geopolítico de la OTAN y los americanos.
En los años 2015 y hasta 2017 hubo negociaciones infructuosas, entre tanto, rusos y la OTAN, preparaban el dominio sobre Ucrania.
El 22 de febrero de 2022, tanques rusos se dirigieron hacia el donbás y hacia Kiev. La receta rusa fue aplicada tanto en Donetsk y Luhansk -con población mayoritariamente rusa- y finalmente fueron anexadas a la federación. Esto generó una verdadera declaración de guerra y el establecimiento del frente de guerra en aquella zona.
La suerte de Ucrania estaba decidida desde aquel febrero del 2022. Ucrania no podía comparar su fuerza militar con el ejercito más poderoso de la Europa-oriental. Sin embargo, el apoyo económico-militar de la OTAN no se hizo esperar y empezaron a financiar la resistencia, al ejercito ucraniano y la propaganda de guerra. La guerra parecía que podría llevarse años, tratando de desgastar financiera y militarmente a Rusia, lo cual nunca sucedió, y se atravesó el conflicto en medio oriente. Israel invade Gaza e Irán se incorpora veladamente a la lucha contra la ultraderecha judía. En los estados unidos y la OTAN surge el nerviosismo, dos frentes de Guerra, son demasiados y los pueblos se movilizan y exigen un alto a la guerra a sus respectivos gobiernos. Sin fuerzas, sin material bélico, sin finanzas, y al borde de la soledad, Ucrania se encuentra al filo del abismo. Los rumores sobre golpes de estado en Ucrania son cada vez más frecuentes. Cientos de miles de soldados rusos caídos en el frente de guerra, desbandadas, resistencias heroicas, bombardeos masivos en Kiev, destrucción del 70% de la infraestructura ucraniana, destrucción de centros de operaciones extranjeras y comandos militares ucranianos, divisiones al interior del ejercito ucraniano, sabotajes, asesinatos de generales y comandantes, y la ya muy visible falta de apoyo ideológico y financiero de sus principales patrocinadores. Rusia expande su dominio territorial, casi sin resistencia, y en una crisis cada vez onda, se acerca, cada vez más, a la victoria final sobre un 30% del territorio ucraniano.
