Una cápsula espacial de la NASA que transportaba la mayor muestra jamás recogida de la superficie de un asteroide atravesó la atmósfera terrestre el domingo y cayó en paracaídas en el desierto de Utah, entregando el espécimen celeste a los científicos.
La cápsula en forma de caramelo de goma, liberada de la nave robótica OSIRIS-REx mientras esta pasó horas antes a 107 mil 800 kilómetros de la Tierra, aterrizó en una zona designada al oeste de Salt Lake City, en el vasto Campo de Pruebas y Entrenamiento del ejército estadunidense en Utah.
El descenso final y el aterrizaje, retransmitidos en directo por la NASA, pusieron fin a una misión conjunta de seis años entre la agencia espacial estadunidense y la Universidad de Arizona.
Se trata de la tercera muestra de asteroide, y con diferencia la más grande, que se devuelve a la Tierra para su análisis, tras dos misiones similares de la agencia espacial japonesa que finalizaron en 2010 y 2020.
OSIRIS-REx recogió su muestra hace tres años de Bennu, un pequeño asteroide rico en carbono descubierto en 1999. La roca espacial está clasificada como “objeto cercano a la Tierra” porque pasa relativamente cerca de nuestro planeta cada seis años, aunque las probabilidades de que se produzca un impacto se consideran remotas.
Aparentemente formado por un conjunto de rocas sueltas, como un montón de escombros, Bennu mide sólo 500 metros de diámetro, lo que lo hace un poco más ancho que el Empire State Building, pero diminuto en comparación con el asteroide Chicxulub, que chocó contra la Tierra hace unos 66 millones de años, aniquilando a los dinosaurios.
Fuente: Milenio